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Londres admira la pasión de Degas por el movimiento

Una exposición reúne todas las facetas artísticas del pintor francés

ÍÑIGO SÁENZ DE UGARTE

Cuando Edgar Degas vio por primera vez una cámara fotográfica no ocultó su escaso interés en la invención. Las limitaciones tecnológicas obligaban a que la persona retratada estuviera completamente quieta. ¿Cómo podía serle de utilidad a alguien que había hecho de la captura del movimiento una de sus grandes pasiones? Sin embargo, años después Degas se presentó en el balneario de Mont-Dore con una cámara y su trípode. En 1895, había decidido que ese instrumento aún rudimentario tenía unas posibilidades que merecía la pena aprovechar.

La exposición Degas y el ballet: reflejando el movimiento, que se inaugura en la Royal Academy de Londres el 17 de septiembre, nos invita a contemplar la obra del pintor y escultor francés en todas sus dimensiones. Pintura y fotografía eran sólo sus instrumentos, como también lo eran las bailarinas a las que miraba y dibujaba de forma obsesiva, captando hasta el último escorzo de sus figuras. La célebre escultura La pequeña bailarina, edad 14 años ocupa una posición central en la muestra, pero incluso la figura, modelada en cera y años después cubierta de bronce, es sólo una parte de la historia.

Los bocetos previos rodean la escultura de 'La pequeña bailarina'

Degas eligió a una estudiante de baile, Marie van Goethem, y la dibujó desde todos los ángulos posibles. Los bocetos ocupan las paredes de la exposición, con lo que vemos cómo se iba desarrollando el proceso de creación.

Hizo 26 estudios para mostrar a la niña desde 19 puntos de vista diferentes, una especia de mirada de 360 grados con la que preparó el trabajo previo a la escultura. El resultado le granjeó duras críticas a Degas. '¿Ha visto alguna vez una modelo tan horrible, tan repulsiva?', escribió un crítico. Otros consideraban diabólico el rostro de la niña.

Al igual que en muchos de sus cuadros, Degas había optado por una visión descarnada de la realidad sin ningún intento de embellecer a sus personajes. Parte de esas críticas tenían un origen moral. Obviamente, no todas las bailarinas eran prostitutas, pero la mayoría, de origen humilde, tenía mentores o patrocinadores, hombres de clase alta, ante los que bailaban en sesiones privadas, y a veces en situaciones más íntimas.

Edgar Degas asistió a 177 representaciones de ballet y ópera

No hay nada que relacione a Degas con este comercio, pero sobre él alguien que nunca se casó se cernía la sospecha por su interés en ese mundo. Hay registros que indican que Degas asistió a 177 representaciones de ballet y ópera. Su presencia era habitual en el backstage, donde contemplaba y dibujaba a las bailarinas mientras estas se preparaban para la actuación, hacían ejercicios de calentamiento o esperaban a que les llegara el momento de subir al escenario. Algunas de ellas iban después al estudio de Degas para servir de modelos de los constantes intentos del artista por capturar el momento en que los pasos de ballet producían singulares representaciones del cuerpo.

Su búsqueda del 'movimiento en su verdad exacta', en sus propias palabras, le llevó a la escultura. En realidad, por muchos millones que se paguen ahora por ellas en las subastas, Degas no las consideraba obras excepcionales. Sólo eran distintas etapas de su investigación, hechas en materiales livianos que sólo se pasaron al bronce tras su muerte.

Sus problemas con la vista facilitaron que comenzara a experimentar con la fotografía. Es cierto que en la mayoría de sus fotos, aparecen sus amigos a los que obligaba a quedarse inmóviles mientras les impartía rigurosas instrucciones.

También utilizó la cámara con las bailarinas. Ciertas posturas en los bocetos parecen sacadas de fotos hechas previamente, de las que se conservan algunos negativos, en las que el gesto queda difuminado en una serie de sombras.

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