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'Lucie pierde su caballo': la película sobre la maternidad y el arte que mezcla 'El rey Lear' y el 'Me Too'

El director de la película, Claude Schmitz, y su protagonista, Lucie Debay, comparten con estudiantes de la escuela de arte de Sevilla su experiencia en un encuentro propiciado por el Festival de Cine.

Encuentro de Claude Schmitz y Lucie Debay con estudiantes de arte en Sevilla.
Encuentro de Claude Schmitz y Lucie Debay con estudiantes de arte en Sevilla. R. B.

Este es el planteamiento de la película Lucie Loses Her Horse (Lucie pierde su caballo), que se emite en el Festival de Cine de Sevilla: Lucie, actriz de teatro, se despierta convertida en caballera andante el día que tiene que dejar a su hija al cuidado de su madre para poder irse de gira. Arte (trabajo) y maternidad es el tema de una cinta, en la que, en su proceso de creación, se mezclaron la vida personal de la actriz y su labor de interpretación; el cine y el teatro; William Shakespeare y Lewis Carroll y, también, el Me Too.

El director de la película Claude Schmitz y la protagonista, Lucie Debay, profundizaron en la propuesta, de tintes oníricos, ante un centenar de estudiantes en el pequeño teatro de la Escuela de Arte de Sevilla. Fue otro de esos encuentros, con un punto de intimidad, que propicia el Festival de Cine de Sevilla y que acercan a los creadores con aquellos que quieren aprender y entender lo que les espera.

Allí se habló (en francés, con traducción al castellano) de muchas cosas, del Me Too, de lo se pide a las mujeres en el mundo del cine y del intento de Schmitz de comprender todo esto y de cómo el hombre mira a la mujer, de estudiar "cómo ser más generoso en su mirada sobre las mujeres". La cuestión, en el trabajo, surgió de una manera natural, según contaron ambos, buenos amigos (los dos estudiaron en Bruselas).

"En este proyecto, cuando se está creando, no era consciente del todo de que iba hacia esta temática y hacia todos estos planteamientos sobre la posición de la mujer en el paisaje cinematográfico", dijo el director. La amistad entre los dos les llevó a rodar, cuando Debay fue madre, un retrato entre los dos. "Ella es madre, surgió de manera obvia. Ella está mucho con su hija y lo encontraba muy bello y una forma de compartir con su hija", agregó Schmitz.

Schmitz, un creador de amplia experiencia, unos 20 años, en el teatro, trabaja a veces con actores profesionales y otras veces no. Le gusta estudiar la relación entre cine y teatro y la creación de "objetos híbridos" en los que "las dos disciplinas interactúen". La covid también se cruzó en la creación de la obra, lo cual influyó en su resultado final. Los teatros cerraron entonces.

"Muy vinculado al movimiento del Me Too es la historia del rey Lear que quiere dar su territorio a sus tres hijas y les pide una declaración de amor a las tres, pero la tercera se niega, porque él ya sabe que lo quiere. [Eso simboliza] un rechazo del patriarcado. El rey Lear [es una metáfora] de lo que se pedía a las actrices, es un ejemplo de rechazo al patriarcado", afirmó Schmitz. También dijo que pensaba convertir al rey Lear en el personaje del director y que otra obra de Shakespeare, El sueño de una noche de verano, también es una referencia, porque es una composición onírica, como este trabajo.

Hablar con armadura

Sobre cómo se rodó Lucie pierde su caballo también se habló. Los estudiantes pudieron entrever todo lo que entregó Debay en esta obra. "Schmitz trabaja con actores profesionales o no, él coge a los actores no profesionales tal y como están en su vida, así es muy fácil que la realidad surja en la ficción", dice Debay. Así discurría el trabajo, contaron, basado en la improvisación durante el día y, después, por la noche en la selección de las escenas.

Para Debay fue todo un reto. Interpretarse por un lado a sí misma y por otro no. "Es muy raro". Resultaba "perturbador" porque no había apenas distancia con el personaje. "Estás muy implicada, la película te habita, habita tus sueños, habita tu inconsciente", dijo Debay.

Además, estaban las escenas con armadura. "Es complicado hablar con armadura, hay que hablar como en la Edad Media, y hay un aspecto difícil, porque es como llevar 50 cacerolas: para poder hablar tenía que pararme", dice Debay.

Actuar es "un oficio muy exigente. El hecho ha entendido que lo ha compartido con ella el hecho de poder hablar con ella lo que comparten. También le preguntaron a Debay por el cine y el teatro. Ella dijo que había sido "feliz e infeliz tanto en pelis como en teatro" y que, en general, todo depende de cada proyecto.

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