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Todo lo que la mafia enseña a la política

En la novela 'El invierno de Frankie Machine', Don Winslow utiliza a Cosa Nostra para criticar la hipocresía de los políticos

PAULA CORROTO

'Crecí entre mafiosos por lo que he hecho un retrato realista sobre cómo trabajan. ¡Si hasta fui a ver El Padrino con los hijos de alguno de ellos!'. El neoyorquino Don Winslow, (1953) explica así su capacidad para recrear el ambiente de la mafia californiana en su última novela publicada en España, El invierno de Frankie Machine (Martínez Roca). Trufada de delincuentes alejados del esmoquin y el lujo que mostró Francis Ford Coppola, la historia pone su mira sobre la facilidad con la que los políticos nadan entre asuntos turbios, pero nunca se mojan. Sólo los que no tienen poder e influencia acaban mal.

Winslow, aclamado mundialmente por la novela El poder del perro, en la que aborda el asunto del narcotráfico entre México y EEUU, ha trazado un relato sobre el crimen organizado de San Diego durante las últimas cuatro décadas. La historia, estructurada como una road movie y llena de flashbacks, orbita alrededor de Frankie Machianno Frankie Machine para los mafiosos, un asesino que ya frisa los 60 años de edad en el que también anida el Bien. 'En todos nosotros existe el bien y el mal, y Frankie es un tío de la vieja escuela con un código de honor que le impide matar a civiles', define Winslow.

'Me gustaría ver a más políticos en la cárcel y no sólo a los mafiosos'

Frankie le sirve al escritor para mostrar cómo los asesinatos que ejecutan los mafiosos son mucho más nobles y económicamente menos importantes que las actividades ilícitas de los políticos. 'La única diferencia entre el crimen organizado y el gobierno federal es que el gobierno está mejor organizado', dice este personaje. Para apuntalar la cizaña hacia la clase política, Winslow hace entrar en escena a un jovencito Richard Nixon que sueña con hacer carrera mientras se rodea de mafiosos. 'Elegí a este político porque era californiano y porque, según investigaba sobre la mafia, más me topaba con él. Además, me enfada bastante escuchar los discursos moralistas de los conservadores. Son asquerosos. Me gustaría que encarcelaran a algunos políticos y no sólo a los mafiosos', confiesa el escritor.

En la novela Winslow también descarga munición sobre los culpables de la crisis financiera, acentuada por la especulación que impulsaron los políticos norteamericanos en los setenta. Este discurso se complementa con el de Savages, su última novela publicada en EEUU, en la que proclama su odio visceral hacia los conservadores. Él, sin embargo, no quiere que, como escritor, le pongan la etiqueta de izquierdista: 'El género negro siempre ha buscado el lado oculto del sueño americano y siempre ha mirado a las clases con menos poder. Yo siento desprecio por la gente guapa. Estas son mis ideas, pero la novela negra no es un instrumento para hacer política sino para buscar la verdad'.

'El éxito del género negro se debe a la situación económica'

Aún así no puede evitar confirmar que el éxito de sus novelas o las de sus amigos, Richard Price (La vida fácil) y Dennis Lehane (Cualquier otro día), estén relacionadas con 'una situación de crisis' que ha provocado el auge de la extrema derecha, ejemplificado en formaciones como el Tea Party de 'esa idiota del norte llamada Sarah Palin'.

'Desde la elección de Obama no estamos viviendo en un solo país sino en dos. La derecha tiene tanto miedo a que EEUU deje de ser ese país en el que ellos creen que por eso aparece este partido. Y si Richard, Dennis o yo tenemos más lectores es porque la gente es más consciente de lo que está ocurriendo', sostiene Winslow, a quien le gustaría que Obama fuera más contundente contra los ultraconservadores: 'Si te atacan desde las cloacas, debes bajar a las cloacas'.

Robert De Niro ha comprado los derechos de El invierno de Frankie Machine. Al escritor le ilusiona que la novela se convierta en película, aunque nunca pensó en ello mientras la escribía. Tampoco reflexionó sobre cómo acabar con la mafia, ya que, según él, 'se está acabando sola. Hay un choque generacional. Sólo los más estúpidos se quedan en el negocio'. La política es más rentable.

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