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El mal triunfa en Venecia

El director ruso Alexander Sokurov gana el León de Oro a la mejor película
de la Mostra con 'Fausto', una adaptación libre de la obra de Goethe

CARLOS PRIETO

'Hay películas que te hacen reír y películas que te hacen llorar. Y luego están las que te cambian para siempre. Fausto es una de ellas'. El director estadounidense Darren Aronofsky (Cisne negro), presidente del jurado de la Mostra, presentó así anoche la concesión del León de Oro a Fausto, heterodoxa adaptación de la obra de Goethe a cargo del director siberiano Alexander Sokurov (1951).

Sokurov, considerado el cineasta ruso vivo más importante, completa con este filme su ambiciosa tetralogía sobre el poder. Que comenzó en realidad como una trilogía sobre los políticos más poderosos del siglo XX: Moloch (1999), sobre Hitler; Taurus (2000), sobre Lenin; y El Sol (2004), sobre el emperador Hirohito. El filme, rodado en Islandia y en estricto alemán ('es el lenguaje del texto y un idioma esencial para Goethe', ha explicado el inflexible autor ruso),  se emparenta con los anteriores porque también reflexiona 'sobre un hombre que se pierde en la oscuridad y tiene que afrontar todo lo horrible que hay en la naturaleza'.

'Hubo un tiempo en que se creía que Napoleón era la persona más malvada de entre los malvados. Hoy es un héroe nacional e incluso en Rusia se puede hablar de él con admiración, pese a que cientos de miles de rusos murieron durante su ofensiva militar. Por alguna razón, todo esto se ha acabado olvidando, los rusos ya no están enfadados. Y lo mismo sucederá con Hitler y Stalin, la gente se olvidará de lo que hicieron. Si no nos empeñamos en recordarlo', contó Sokurov a Público. 'Si pones a Hitler, Lenin, Hirohito y Fausto en una habitación, parecerían hermanos', añadió.

'¿Que tiene Fausto en común con estas figuras históricas que alcanzaron el olimpo del poder? El amor a las palabras que son fáciles de creer y una infelicidad patológica en su vida diaria. El diablo siempre puede volver a aparecer porque, como dijo Goethe, la gente infeliz es peligrosa', ha afirmado Sokurov.

Como el resto de la filmografía de Sokurov, Fausto es una obra exigente que ha levantado reacciones entusiastas en Venecia, pero que dejó más de un cerebro agotado tras el pase de prensa. 'Obra maestra', 'ladrillo' y 'obra maestra y ladrillo a la vez' fueron algunas de las expresiones más escuchadas tras la proyección.

El premio al mejor director fue para el chino Shangjun Cai por People Mountain People Sea, la historia de un tipo dispuesto a todo para vengar el asesinato de su hermano. El filme, críptico pero interesante, muestra una China marginal con cierto aire al salvaje oeste.

La Mostra ha cogido carrerilla. Si en 2010 la sección oficial estuvo muy por encima de la de Cannes (pese a que el todopoderoso festival francés elige primero las películas), este año el nivel medio de la competición ha vuelto a ser notable. El festival italiano ha combinado con habilidad cintas que aspiran tanto a los Oscar como al gran público (The Ides of March, de George Clooney, y El topo, de Tomas Alfredson), con obras de directores clásicos prestigiosos (Un método peligroso, de David Cronenberg, y Un dios salvaje, de Roman Polanski) y títulos celebrados por los aficionados más estrictos al cine de autor (Fausto y Shame). Todos ellos, desde sus campos respectivos, respondieron a las expectativas.

También gustó mucho la tragicomedia Killer Joe, de William Friedkin, director de El exorcista (1973), que parece estar viviendo una segunda juventud. El cineasta de Hong Kong Johnnie To, rey del cine negro asiático, analizó la relación entre crimen y especulación financiera en la más que entretenida Life without principle. Y la británica Andrea Arnold emocionó con su extraordinaria adaptación de Cumbres borrascosas, que se llevó el premio a la mejor fotografía.

El cine italiano volvió a dar mala imagen, pese al premio especial del jurado otorgado a Terraferma, de Emanuele Crialese, que fue recibido con fuertes abucheos en la sala de prensa. Y decepcionaron el estado unidense Todd Solondz, el francés Philippe Garrel, el israelí Eran Kolirin y el griego Yorgos Lanthimos, que también fue pitado por los periodistas cuando subió a recoger su premio al mejor guión por Alpis, un saldo en comparación con su película anterior, Canino.

Fausto ganó el festival de Venecia. Y la prima de riesgo italiana está ahora más alta que el día que empezó la Mostra, pese a que entre medias el gobierno de Berlusconi impulsó otro salvaje plan de recortes. Como bien saben Sokurov y el doctor Fausto, el mal siempre triunfa.

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