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Malos olores, un hotel que no aparece en el GPS y una furgoneta atascada...Klaus Kinski disfruta del verano

KLAUS & KINSKI

Andar por ahí tocando en verano no es muy diferente de hacerlo en otro momento del año, salvo que hace más calor y la furgoneta (y sus humanos) huelen peor. Y que casi siempre se actúa al aire libre, generalmente en festivales. A nosotros el otro día nos tocó ir al Contempopránea, en Alburquerque.

Nos hacía ilusión porque estuvimos actuando hace unos años como grupo maquetero al que casi nadie conocía y ahora volvíamos al escenario principal sin concurso mediante. Estas cosas festivaleras generalmente consisten en pegarse un madrugón y llegar a tiempo a una prueba de sonido. La ida se suele sobrellevar, lo contrario de las vueltas, en las que se está harto y de mala leche, y toca pelearse en la furgoneta.

'Despertarse para ir a tocar (si te has dormido), produce una especie de sensación de 'jet lag' bastante idiota'

Son las pruebas de sonido, las de los festivales, casi siempre cortas y estresantes, porque se suelen cumplir los horarios a rajatabla. Y siempre falta tiempo. Luego, al hotel. Esto es más relajante, salvo si está a 50 km al borde de una autovía y el GPS no lo encuentra. Generalmente toca ducharse corriendo, pero esta vez tocó hacer siesta, o post-siesta, o pre-pernoctación. El caso es que tocábamos a las cuatro de la mañana, y como no sabes qué hacer, pues te acuestas. Despertarse para ir a tocar (si te has dormido), produce una especie de sensación de jet lag bastante idiota. La verdad es que no estamos muy acostumbrados, porque no nos suelen programar tan tarde, generalmente a esas horas lo que se pide es más bunga bunga. Pero nos pareció bien, a ver qué tal. Tienes que tener en cuenta que una buena parte del público probablemente esté más borracho de lo que acostumbras a ver habitualmente desde allí arriba, y ese es un punto esencial. Por ejemplo a la hora de elegir repertorio, aunque lo nuestro no es precisamente una rave.

La cuestión es que tocamos, parece que la cosa va más o menos como debe, acabas, el público aplaude y te dice bieeeeeeeen y todo eso y bla bla bla. Pues hala, ¡ya está! Entonces se recoge rápido lo que queda en el escenario, y luego las cosas se guardan en sus cajas y funditas, que es la actividad más rocanrol que existe, y por supuesto la más agradable. Y te vas al camerino, pero algunos quieren verbena y otros no (con la tontería nos han dado las seis y pico, y algunos que no han dormido esperan ya sólo la muerte).

Al final me comprometo yo, [Alejandro], a conducir, ya que no he bebido nada, pero la dejo atascada entre una caseta de camerinos y un árbol maniobrando estúpidamente para salir de frente por no ir marcha atrás diez metros. Hacen falta para sacarnos un bombero que estaba por allí, un guardia de seguridad que hacía gestos a lo Chiquito (y que decía que éramos los que más le habíamos gustado porque nos parecíamos 'a Amaral') y el propio director del festival. Y a Badajoz, a intentar no dormirme y estrellarme contra un árbol.

Al día siguiente, pues más, porque nos quedaremos en el festival. Como es verano, pues hala, a echar tiempo libre y a vivir la vida alegre y divertida.

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