Público
Público

Marco, Assegnati, el capo que recomendaba leer 'Gomorra'

ÓSCAR LÓPEZ-FONSECA

A los capos italianos que se ocultan en España sólo hay una cosa que les guste más que los ravioli: pasar inadvertidos. Mutan su aspecto, cambian de casa casi tanto como de camisa e, incluso, recorren cientos de kilómetros por la Península para llamar por teléfono a sus lugartenientes en la bota desde un locutorio lejano a su lugar de residencia. Y todo ello para que no les localice la policía ni sus rivales mafiosos. Algunos, incluso, deciden mimetizarse tanto en su patria de refugio que dejan de ir por la pizzería más cercana y se echan una novia española. O dos. Es el caso de Marco Assegnati, considerado el jefe del Clan Nino y detenido en diciembre de 2008 por la Guardia Civil en la localidad toledana de Escalona.

Assegnati, más que una doble vida, llevaba una triple existencia que le permitían ser a la vez capo de la camorra napolitana en busca de tranquilidad, colega de un grupo de quinquis que operaba en la provincia castellanomanchega para no perder el contacto diario con los amigos de lo ajeno, y honrado propietario de un negocio de automóviles en Galicia para que luego no dijesen que no trabajaba. No contento con tanto desdoblamiento de personalidad, Assegnati incluso tuvo tiempo de echarse un par de novias que, además de cariño, le servían de pantallas para que nadie reparase en él.

Cuando lo detuvo la Guardia Civil, ambas mujeres fueron las primeras sorprendidas porque ninguna sospechó, según aseguraron, que a su compañero de cama lo buscara la Justicia italiana por mafioso. En Escalona, su pareja era una joven que sí sabía que aquel hombre se dedicaba a algo más que a la buena vida, pero no le importaba. Todo quedaba en familia, sobre todo porque un hermano de ella también consideraba el Código Penal un documento que bordear por la parte de fuera. La novia de Galicia, ni eso. Creía que tanto viaje era gajes de su condición de empresario de las cuatro ruedas. Y no que aquel hombre la estuviera engañando por partida doble y con cuernos de por medio.

El mafioso tuvo tiempo de echarse un par de novias que, además de cariño, le servían de pantalla

Con tantas personalidades, no extraña que la Guardia Civil tuviera que emplear diez meses de investigación en localizar al mafioso. La primera pista para su captura salió de una indiscreción telefónica de su familia toledana. Luego, los agentes fueron atando cabos hasta descubrir que aquel hombre robusto más que un simple choricillo con negocios automovilísticos era, en realidad, todo un capo de la camorra italiana cuyo nombre aparecía en la lista de los cien mafiosos más buscados. Cuando finalmente le echaron el guante, Assegnati intentó al principio negar ser quien era, aunque al final lo reconoció.

Según recuerdan los guardias civiles que lo detuvieron, tras su captura estuvo en todo momento tranquilo e, incluso, se permitió dar un par de lecciones a sus captores sobre la mafia. Cuando un capitán de la Unidad Central Operativa (UCO) le preguntó cuál era su estatus dentro de la organización italiana y para ello utilizó varios vocablos que aparecían en la película Gomorra, basada en el libro del periodista italiano Roberto Saviano, Assegnati le sonrió antes de darle un consejo: 'La película es una mierda. Lee el libro, es muy bueno'. Palabra de capo.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?