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Martin McDonagh: "Me cabrea que se trate a la clase trabajadora con condescendencia"

El cineasta construye, mano a mano con Frances McDormand, uno de los mejores personajes femeninos en mucho tiempo de la América rural en ‘Tres anuncios en las afueras’. Globo de Oro a Mejor Película, Guion, Actriz y Actor de Reparto; Mejor Guion en Venecia y Premio del Público en Toronto y San Sebastián

Un instante de 'Tres anuncios en las afueras', dirigida por Martin McDonagh

“Puedes crear un personaje muy emocionante femenino que no tiene por qué seguir los patrones masculinos del héroe o del villano. Mi personaje es una mujer con mayúsculas, que puede hacer cualquier cosa, porque las mujeres pueden hacer cualquier cosa”. El cineasta Martin McDonagh ha echado el resto con el personaje de Mildred Hayes en su nueva película Tres anuncios en las afueras y confiesa que la experiencia ha sido “liberadora y alegre. Todos querríamos comportarnos en la vida como ella, si tuviéramos las agallas para hacerlo”.

Narrada con la dimensión del mejor western y protagonizada por Frances McDormand —un auténtico terremoto de inteligencia interpretativa—, esta es la primera película en EE.UU. del cineasta y dramaturgo irlandés, tras Escondidos en Brujas y Siete psicópatas. Es la historia de una mujer de 50 años, de clase trabajadora, madre de una hija que ha sido asesinada. Mildred se lanza a una guerra abierta y pública contra la policía de su pueblo por estar más preocupada en humillar a los afroamericanos que por investigar a fondo crímenes como el de la joven.

Ganadora de cuatro Globos de Oro —Película, Guion, Actriz (McDormand) y Actor de Reparto (Sam Rockwell)—, Premio al Mejor Guion en Venecia, y Premio del Público en Toronto y San Sebastián, Tres anuncios en las afueras es una comedia corrosiva y ácida, levantada sobre un trágico drama, muy actual, que explora los territorios de la rabia, la justicia y la esperanza. Con un extraordinario Sam Rockwell, en un papel con un giro sorprendentemente tierno, y Woody Harrelson, como el sheriff del pueblo, la película es un retrato áspero y furioso de la negra realidad de hoy.

Ha apostado usted por la epopeya del western ¿por qué?

Lo he hecho y mucho, claro que sí. Soy un enamorado del cine americano y del western. Quería rodar una historia icónica sobre un personaje fuerte enfrentado a los recelos de los habitantes de todo un pueblo y quería que ese personaje fuera una mujer. Aunque debo decir que esta película no la entendí como un western hasta que Frances McDormand mencionó a John Ford.

¿El humanismo de John Ford?

Lo primero, sí, lo primero. Porque ésta no es una película que hable de violencia, aunque la haya, es una historia de la esperanza y del cambio. El primer deseo que tiene esta mujer es el de justicia, pero realmente lo que quiere es esperanza.

La violencia contra las mujeres está en primer plano y usted la denuncia desde un personaje femenino extraordinario…

Para mí, el hecho de crear una mujer protagonista fuerte ha sido lo más interesante y lo más emocionante de todo. Sobre todo porque ha sido un personaje que ni yo mismo sabía qué es lo que iba a hacer. Ella es una mujer fuerte y segura. Es una mujer protagonista poderosa que puede llevar todo el peso de la acción. Esto me ha abierto completamente los ojos y la experiencia me ha liberado. No sé si podré crear otro personaje así. Hay algo muy liberador y muy alegre en crear a una mujer así de fuerte y de escandalosa.

¿Era importante que no siguiera los códigos masculinos del género?

Martin McDonagh junto a Frances McDormand

Martin McDonagh junto a Frances McDormand

Claro, eso es lo mejor. Me he dado cuenta de que puedes crear un personaje muy emocionante femenino que no tiene por qué seguir los patrones masculinos del héroe o del villano. Es una mujer, con mayúsculas, que puede hacer cualquier cosa, porque las mujeres pueden hacer cualquier cosa. Todos querríamos comportarnos en la vida como ella, si tuviéramos las agallas para hacerlo.

¿Y lejos del sentimentalismo que acompaña a los personajes femeninos habitualmente?

Trato de evitar el sentimentalismo, especialmente cuando se trata de personajes de la clase trabajadora como estos. Siempre me ha cabreado muchísimo que se trate a la clase trabajadora con condescendencia. Me irrita que los personajes de esa condición sean tratados de una manera sentimental o poco inteligente.

Hay un apunte al racismo en EE.UU., ¿aparece en su película como denuncia?

La verdad es que no creo que Estados Unidos sea un país más racista que otros, aunque lo que se retrata en la película es una pequeña ciudad americana racista. No me gustaría que se viera la película desde un punto de vista político, como una denuncia a la América de Trump, sobre todo porque esta historia está escrita muchos años antes de que ganara las elecciones.

Un europeo en el medio rural de EE.UU., ¿jugaba con ventaja o lo contrario?

Que no fuera una película europea me permitía una perspectiva desde fuera, también una reflexión. Quería estar ahí desde el cine, hacer una película americana como las que nos han contado en los años setenta. Y quería hacerla honorablemente, como un homenaje. Esta historia solo tenía sentido en la América profunda.

¿Cuáles han sido sus referencias?

Todas. ‘Taxi Driver’, ‘Paris Texas’… también películas posteriores… Me ha ayudado a pensar en los colores, en los pequeños pueblos. También algunas películas incluso de los cincuenta, ‘La noche del cazador’…

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