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Más jóvenes, más fuertes, más moda

Óscar León y Martin Lamothe destacan en el certamen de moda independiente

ALEX CARRASCO

Óscar León metió este jueves el dedo en la yaga. Poco acostumbrados a acercar la moda a lo social, la flora y la fauna que puebla las pasarelas se revolvió incómoda en sus asientos. El diseñador presentó Trash Lifestyle, un proyecto desarrollado en colaboración con la ONG Global Humanitaria que pone de manifiesto la escalofriante situación de los niños camboyanos, muchos de ellos criados entre las basuras de los vertederos de Phnom Penh.

“Hace un año me robaron la colección que iba a presentar en París. Al tener que empezar de nuevo, cambié la perspectiva que tenía sobre mi trabajo y sobre mi vida. Entré en contacto con Global Humanitaria y, tras ver algunos videos sobre Camboya, decidí que algo tenía que hacer. Fue el comienzo de un proyecto en el que pienso seguir trabajando”, comenta el diseñador. Lástima que su impactante concepto se diese de bruces con una colección paupérrima –formada únicamente por cinco looks– que sólo sobresalió gracias a sus teatrales tocados y accesorios.

El día anterior fue menos visceral. Miriam Ocáriz abrió con De la idea a la pasarela y Teresa Helbig, la más clásica de los creadores del certamen, presentó Punky Dolls, que lleva la estética más destructiva que ha parido la moda al armario de las niñas ricas. Zapatero a tus zapatos: los vestidos de cóctel no están hechos para arrastrase por los after hours.

La firma Martin Lamothe, con Elena Martín a la cabeza, abrió  el segunda día. Su tiro hizo diana, gracias una colección retro que traducía la esperpéntica estética estival de la clase trabajadora británica. Después llegó Alberto Tous, algo inconexo y poco acertado en el color, sentó las bases de un glamour moderno, rejuvenecido y canalla, que sitúa la elegancia en la frontera del underground.

Los jóvenes vienen pisando fuerte. Los creadores del Projecte Bressol demostraron una sorprendente madurez; Andrea Llosa combinó la artesanía con la fluorescencia de la modernidad actual; Manuel Bolaño se desmarcó con un sepelio de tintes góticos y Nerea Lurgain interpretó la banda sonora de su vida con prendas volumétricas y coloristas.

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