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“Me rebelo contra la condición humana, ¡estamos pegados al suelo!”

Philippe Petit, el hombre que caminó sobre un alambre entre las Torres Gemelas en 1974, es el héroe de ‘El desafío’, de Robert Zemeckis. Rodada en formato IMAX 3D, la película consigue contagiar la sensación de vértigo

Una ventana al abismo de la mano de Zemeckis en 'El desafío'.

MADRID.- “Ser humilde no es mi fuerte”, reconoce con descarada sonrisa Philippe Petit. Malabarista, funambulista, “poeta del cielo”, este artista recuerda “casi perfectamente” el día que caminó por un cable entre las trágicamente abatidas Torres Gemelas de Nueva York, a más de 400 metros de altura y sin arnés de seguridad. Fue en 1974. Más de treinta años después, James Marsh contó la historia en un magnífico filme documental, Man on Wire, ganador del Oscar entonces. Ahora, Robert Zemeckis lleva la gesta a la ficción y la adorna con las sensaciones que produce el IMAX 3D, en El desafío.

No apta para quienes padecen vértigo –la película ha provocado en sus proyecciones algunos episodios de mareos–, esta historia protagonizada por Joseph Gordon-Levitt no está, sin embargo, a la ‘altura’ del personaje en el que se inspira. “Me rebelo contra la condición humana, ¡estamos pegados al suelo!”. El propio Petit asegura que “Hollywood no es muy bueno poniendo poesía en la pantalla”. Y aunque admite que él “sabía que iba a hacer esa concesión”, también advierte: “Lo que se ve en la película no es mi manera de actuar ni de vivir, es la de Hollywood. El proceso y el resultado me han dolido un poco, pero me lo guardo para mí”.

“Lo que sí hace la película es invitar a la gente a caminar detrás de mí. Y eso no se puede hacer sin el IMAX 3D”, reconoce este francés, 66 años, que persigue hace tiempo tensar un cable entre las torres KIO o en la plaza de Las Ventas y que, algunas veces, todavía coge sus ‘bártulos’ y se va a hacer alguna actuación en parques, “aunque sepa que la policía va a detenerme”.

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"Felicidad, éxtasis"

Con guion del propio Zemeckis junto a Christopher Browne, la película cuenta los inicios en el alambre de un joven Philippe Petit, el alejamiento de su familia, la relación con Papa Rudy (Ben Kingsley), el hombre que le enseñó las artes del circo… y toda la operación que montó, con un grupo de cómplices, para colarse en las Torres Gemelas, colocar el alambre y prepararse para pasear sobre él. El momento cumbre de la historia llega, por supuesto, cuando Philippe Petit camina a 400 metros de altura.

“No sabía de antemano que iban a ser 45 minutos de espectáculo ni ocho cruzadas de una torre a otra”, afirma Petit, que es capaz aún hoy de transmitir lo que sintió en esos momentos. “Felicidad, éxtasis. También, miedo en el cuadro, pero no miedo dentro de mí. Yo no voy a jugarme la vida, voy a pasearme por un cable. En la película la felicidad se ve, yo estoy sonriendo de oreja a oreja”.

Tampoco sabía Philippe Petit que un pájaro se acercaría a él, cuando estaba en medio del alambre. En el filme es una amenaza, en la realidad “ese episodio no está bien contado, porque lo que pasó fue que yo hablé con el pájaro”. No es el único ‘pero’ que este funambulista pone a la superproducción que cuenta su hazaña. De hecho, el propio título le parece un pequeño disparate.

"No tengo miedo"

“Aquello no era un desafío para mí. Mi vida no está hecha de desafíos, está hecha de sueños. Mi corazón siempre está mirando al futuro, no tengo miedo. Yo soy el que va en busca de los proyectos, nunca me pararé”, afirma el acróbata, que se autodefine como un “rebelde”. “Yo lucho contra la reglas, contra la manera de pensar de la mayoría… Y mi manera de luchar es continuar. No tengo la misión de cambiar la vida alrededor. Hoy es más difícil para el artista sobrevivir, la única forma es luchar”.

“No se puede crear sin rebeldía –continúa-. Yo me rebelo contra todo, ya lo he dicho, contra la condición humana, contra las reglas de los padres, de la escuela, de la sociedad, de todo… Para alejarme de estas reglas precisamente empecé a subir. Me opongo a quedarme en el rebaño, lo que hago es una segunda naturaleza para mí. Soy un artista y creo que un gran artista no compite, competir es un sinsentido”.

Es la expresión de un constante espíritu aventurero que preside la vida de este artista, que demuestra, en la ficción y en la realidad, que los sueños están para perseguirlos. “Lo mejor de la película para mí es que habla de conquistar sueños y que muestra la alegría que yo necesito”. El desafío también revela “lo duro que es ‘el trabajo del cable’ y lo importante que es aprender a concentrarse… Y a ser humilde. Ser humilde no es mi fuerte, sin embargo, para un artista que tiene la vida en sus manos es esencial, porque en el momento en que te sientes invulnerable, la muerte se pone muy cerca de ti”.

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