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Melancolía, desencanto y traición

EULÁLIA IGLESIAS

El Topo

Director: Tomas Alfredson
Género: Intriga
Nacionalidad: Reino Unido
Reparto: Gary Oldman, Colin Firth
Duración: 127 minutos 

En Síntesis

Tras el fracaso de una operación en Budapest, la teoría de Control, mandamás de los servicios secretos británicos, de que hay un topo en el MI6 queda confirmada. El semirretirado agente George Smiley se reincorpora a la vida activa para localizar al espía infiltrado.

Comentario

'No te fíes de la gente normal, cualquier ciudadano puede ser un enemigo', aconseja Control a uno de sus agentes al principio de la película. Coherente con este clima de sospecha, Tomas Alfredson filma la siguiente secuencia: un encuentro en Budapest entre un espía británico y un supuesto disidente, como si cualquiera de las personas presentes en el lugar, desde el camarero a una joven madre que amamanta a su bebé, fuera un posible agente secreto.

Poco tiene que ver esta adaptación de uno de los títulos más conocidos de John le Carré con el cine de espías más glamuroso al que nos ha acostumbrado cierta industria anglosajona. En ‘El topo' apenas hay secuencias de acción, los ‘gadgets' brillan por su ausencia, la rutina de los agentes tiene mucho de burocrático y, en un entorno profesional mayoritariamente masculino, las mujeres se ven relegadas al fuera de campo o al papel puntual de víctimas.

El director de ‘Déjame entrar' lleva a cabo un ejemplar ejercicio de destilación cinematográfica del libro de Le Carré que mantiene puntos de contacto con la película de vampiros que le dio a conocer. Como aquélla, ‘El topo' es un filme básicamente atmosférico donde no interesa tanto resolver misterios y desvelar identidades ocultas como hacer sentir el peso del desencanto en unos personajes que acumulan años de traiciones laborales, pero también personales. Más que héroes patrióticos, los integrantes del MI6 con George Smiley a la cabeza son altos funcionarios con la prestancia de un gentleman educado en Oxford y la capacidad estratégica de un jugador de ajedrez. Pero como los adolescentes de ‘Déjame entrar', arrastran ese aire de melancolía de quien se siente irremediablemente marginado del mundo real. Con una puesta en escena de extrema elegancia, Alfredson sirve un thriller que nos sumerge en un mundo, la Europa desgastada por la Guerra Fría, regido por el principio de incertidumbre (disponer de más información no siempre equivale a conocer mejor a las personas) y donde las soluciones a los enigmas (¿quién es el topo?) ya no provocan ningún tipo de satisfacción.
‘spanish pop'

En ‘El topo' coinciden dos músicos españoles de idéntico apellido. Alberto Iglesias nos regala una obra soberbia que se aleja de los clichés clásicos para subrayar el carácter atmosférico del filme. La guinda la pone una versión de ‘La mer', el clásico de Charles Trenet, cantada por... Julio Iglesias.

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