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Michelle aterriza con ganas de hotelazo y chiringuito

La primera dama y su hija inician sus vacaciones en España

BELÉN GARCÍA

Al hotel como un tiro desde el aeropuerto, donde llegó a mediodía. Descanso y comida en el mismo superlujoso establecimiento. Por la tarde, de compras en el centro de Marbella. Y, para cerrar el día, cena con reserva para 14 personas en el lujoso restaurante de comida regional Buenaventura de la Plaza de la Iglesia de la Encarnación, en el corazón peatonal del casco histórico. Y hoy, a Granada.

Michelle Obama ya tiene material para empezar su álbum de vacaciones españolas, que ha empezado con ganas de disfrutar de su hotelazo y sin que se cumpla su deseo: pasar desapercibida. Ataviada con un fresco vestido negro y pendientes de brillantes, bajó ayer sobre las 10.30 horas por las escalerillas del Boeing de las fuerzas aéreas de Estados Unidos que la había trasladado al aeropuerto de Málaga. A su lado, su hija Sasha, de 9 años. No hubo recepción de autoridades locales. Del aeropuerto partió de inmediato una caravana de unos 15 vehículos rumbo al hotel Villa Padierna, en Benahavís, adonde llegaron sobre las 11.45 horas en un todoterreno negro. Para el más de centenar de periodistas que esperaban a la comitiva fue un visto y no visto que a los españoles dejó cierto regusto berlanguiano. El presidente Barack Obama finalmente no dio la sorpresa sumándose a la visita, por lo que ayer cumplió 49 años lejos de su familia, ya que su hija mayor, Maia, está en un campamento de verano.

La esposa del presidente pide nada más llegar que abran el chiringuito de Villa Padierna

Michelle llegó a Marbella con ganas de hotel, según su propietario, Ricardo Arranz, que recibió a la primera dama junto a su esposa, Alicia Padierna. La primera dama, que saludó con dos besos a la manera española, expresó su deseo de 'conocer el hotel y sus jardines'. Tiene tarea. El recinto, cuyo perímetro de más de cinco millones de metros cuadrados se encuentra totalmente blindado, está considerado uno de los 30 mejores del mundo por sus formidables instalaciones.

La primera dama ha reservado para ella, sus amigos y el personal de seguridad 60 habitaciones. Los Obama se alojan en una de las once villas anexas, decorada al estilo inglés con tonos rojo y verde y con piscina privada, al precio de 5.000 euros la noche, según Efe. Ha venido 'a descansar y no quiere tratamiento especial', dijo Arranz. Sí pidió que abrieran para ella y sus amigos el exclusivo chiringuito Puro Beach, que hasta la fecha permanecía cerrado, según una empleada. Estepona ha cerrado para uso de la primera dama un tramo de 45 metros de playa en Costalita, zona próxima al hotel.

Por la tarde fueron de tiendas por el centro de Marbella. Para cenar, arroz con bogavante

Sobre las 18 horas salieron en automóvil hacia el centro de Marbella. Michelle, su hija y unos amigos entraron en varias tiendas. La primera, Angel House, de abalorios, ropa y complementos. La visita tiene su historia. Dos congresistas del Partido Demócrata entraron allí en marzo. Su propietaria, Carmen Martínez, les dijo que estaba encantada de que Obama fuera el presidente de Estados Unidos. Las dos congresistas le contaron que a Obama 'le gusta España' y que no descartaba visitar el país en verano. De regreso a Estados Unidos tuvieron el detalle de enviarle una camiseta con el archifamoso Yes We Can.

Ayer la primera dama acudió a la misma tienda y Carmen le contó la anécdota en inglés. 'Ella se ha echado a reír y me ha preguntado si era verdad que me gustaba que su marido fuera presidente. Le he dicho que sí y me ha dado una palmada en la espalda', cuenta. No se llevaron nada.

Sí que compraron en Blanc du Nil, una tienda de ropa de lino. Concretamente, se llevaron dos vestidos de algodón egipcio, uno para Michelle y otro para Sasha. Costaron 84 euros, que abonó una amiga rubia con la que la primera dama 'tiene mucha confianza'. 'Le pedía consejos sobre modelos y tallas', cuenta la dependienta, Irene Aivar. Tanto Carmen como Irene coincidieron en describir a Michelle como una persona próxima, cercana, elegante y simpática. Es indudable que la mujer cae bien.

Hoy harán una visita a Granada, donde prevén conocer la Alhambra y los barrios típicos

Michelle también echó un vistazo en la tienda Samira. Según su propietaria, Juana Rueda, se interesó por miniaturas de plata y de porcelana para coleccionistas, algunas de ellas complementos para casitas de muñecas y otras que representan figuras como bailaoras flamencas, guitarristas o toros. Todo muy typical spanish. Aunque no realizó ninguna compra, se llevó una tarjeta de visita.

A las 19.30 Michelle y sus amigos entraron en el restaurante Buenaventura Plaza, donde tenían reserva para 14 personas a nombre de Allen. A esas alturas comenzaba a saberse que la primera dama andaba por el centro de Marbella, y más de cien personas, algunos incluso subidos a los naranjos, la esperaban para saludarla, poniendo en algún que otro aprieto a los escrupulosos miembros de su servicio de seguridad.

El menú, regado con vino español, fue: de plato principal, arroz con bogavante y ostras; de postre, torrijas y un vino dulce de Málaga. Al filo de las 22 horas salieron del restaurante, donde ya se habían congregado varios cientos de personas.

La petición de tranquilidad de la primera dama no tuvo eco. Las autoridades de los municipios concernidos por la visita, sobre todo Marbella y Benahavís, llevan una semana en una carrera de autopromoción, rivalizando en agasajos a la huésped y declaraciones a los medios en las que cuentan los regalos que le han hecho llegar o los arreglos viarios que han ordenado con motivo de la visita.

Michelle y Sasha viajarán hoy en coche a Granada. Está previsto que conozcan la Alhambra, la Catedral, el Albaicín y el Sacromonte.

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