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La ministra de asuntos interiores del rock vasco

Anari bucea en los abismos cotidianos en su nuevo disco

JESÚS MIGUEL MARCOS

El pop, el rock y la canción de autor cantados en euskera han tenido escaso eco en el resto de España, más allá de casos puntuales como Fermín Muguruza y sus distintas encarnaciones (Kortatu, Negu Gorriak...), su hermano Jabier Muguruza, Ruper Ordorika o clásicos de la canción popular como Benito Lertxundi o el desaparecido Mikel Laboa. Esto no impide que cada vez sean más los artistas que utilizan su lengua madre (no sólo en Euskadi, también en Galicia, León, Asturias o Catalunya), lo que también provoca que sus canciones salten barreras territoriales y alcancen una audiencia dispuesta a su vez a saltar barreras lingüísticas.

Así como el último Premio Nacional de Narrativa está escrito en euskera (Bilbao-New York-Bilbao, de Kirmen Uribe), uno de los discos más impactantes del año está cantado en ese idioma. Se titula Iria/izan (en español, Ser isla) y es el cuarto álbum de Anari.

A Anari se le ha puesto el sobrenombre de 'la PJ Harvey vasca', pero sus diez nuevas canciones de rock descarnado, oscuro y visceral poseen suficiente personalidad y cohesión como para no necesitar mirarse en espejos ajenos. 'Es el disco en el que más he arriesgado desde el punto de vista de la instrumentación', explica la cantante, quien por otro lado confiesa que 'no me obsesiona el tema de estar cambiando siempre, soy bastante clásica en eso. Además, todo se repite. Animal Collective también. Por muy inclasificables y abiertos que sean, en su enésimo disco no sorprenden. Y yo me debo al texto, a las canciones'.

Solemnidad áspera en sus guitarras, intervalos de calma y ruido, pocas concesiones al descanso, tensión. Su música es la traslación sonora de sus letras, textos poéticos poblados de metáforas que sobrevuelan (¿o bucean?) los abismos de la existencia.

'No necesito lo que deseo, pero tampoco deseo lo que necesito'

Su voz opaca, directa y en primer plano no necesita entenderse para recibir el impacto del miedo, la soledad, el aislamiento (Iria/izan era el título), aunque el significado de las letras redobla la conmoción. 'No hay una intención terapéutica a la hora de ponerme a escribir, pero supongo que reflejar y exteriorizar las cosas en una canción te da una nueva perspectiva. Siempre hago el chiste de que yo hablo de política interor. Ministra de asuntos interiores, me llaman', explica ella.

'No necesito lo que deseo, pero tampoco deseo lo que necesito', canta en Bidea eta dembora. ¿Andamos enfangados en cosas superficiales? 'La siguiente frase dice que quiero como los huracanes, que todo lo desean, lo mueven de sitio... pero no se llevan nada. Desearlo, pero no tenerlo. Todo es superficial o profundo, depende de la distancia', responde Anari.

Dice (en broma) que los mejores grupos vascos son los de sus colegas, pero se queja (en serio) de censura a los grupos más politizados: 'Hay bandas neonazis, skins, por España que hablan de cosas mucho más fuertes y graves que Sociedad Alkohólika, por ejemplo. La AVT señala, decide y juzga'. Ella, por ahora, prefiere los asuntos interiores.

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