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La Mostra no escapa de la mano de Berlusconi

Cineastas y productores que han sufrido alguna censura hablan en el Festival de Cine de Venecia que se inicia mañana

 

S. CAMPILLO / C. PRIETO

'En Venecia sólo están las películas distribuidas por Medusa (productora de Berlusconi) o por la Rai. Siempre es así, a mí no me invitarían nunca. La Mostra da asco'. Estas son las contundentes palabras de Sabina Guzzanti, directora de Draquila documental presentado en la pasada edición del festival Cannesque criticaba con dureza al berlusconismo y puso en pie de guerra al Gobierno italiano a un día de que comience la 67º edición de la Mostra. Una muestra cinematográfica que arranca con las mismas sospechas sobre el cine italiano que va a competición que ya fueron noticia el año pasado. Recordemos.

En la edición de 2009, el director italiano Michele Plácido montó en cólera cuando una periodista española le preguntó si no le parecía contradictorio que su película sobre el 68 italiano (El gran sueño) hubiese sido financiada por Silvio Berlusconi. Tres de las cuatro películas italianas que compitieron entonces por el León de Oro venían avaladas por Medusa, brazo cinematográfico del imperio empresarial del político transalpino. Los cineastas se excusaron asegurando que uno sólo puede rodar en Italia una obra de gran presupuesto si recibe el respaldo económico de Medusa o la RAI. Los directores sonaron totalmente resignados.

Tres de las películas a concurso están relacionadas con el berlusconismo

Este año se repite la historia en la sección oficial con tres de las cuatro películas italianas a competición: La passione, La pecora nera y La solitudine dei numeri primi. ¿Hay sitio en la Mostra para el cine italiano que no llega a través de los canales oficiales vinculados directa o indirectamente al berlusconismo?

Erik Gandini, que el año pasado presentó en una sección paralela de la Mostra el documental Videocracy sobre la nociva influencia cultural del imperio de medios de comunicación del hombre más rico de Italia se muestra rotundo: 'Tuve muchos problemas. El pase se hizo en una sala para 24 personas cuando, normalmente, las películas allí se pasan en cines de más de 400 localidades. Además, Marco Müller [director de la Mostra] habló mal de Videocracy tras el pase. No creo que tenga ninguna relación directa con Berlusconi, pero sabía que si quería conservar su puesto como director, tenía que criticarla', cuenta a Público.

Medici: «Si haces una

La combativa Guzzanti explica así la complicada posición de Müller: 'Seguramente, a él no le dará vergüenza confesar los motivos por los cuáles toma según qué tipo de decisiones. Su posición es amoral, pero para los italianos es razonable: tiene que conservar su trabajo', razona a este rotativo. Los controvertidos Gandini y Guzzanti no dudan en afirmar que 'en la Mostra existe censura'. Haciendo amigos.

Medusa, la productora cinematográfica más potente de Italia, pertenece al grupo Mediaset. A su estela se sitúa la RAI que, como ente público, sufre presiones y manejos del Gobierno. Valerio Terenzio, productor y colaborador habitual de Guzzanti, dice que 'todo el mundo tiene una cámara de vídeo con la que puede grabar lo que quiera. El problema llega luego: a la hora de distribuir las películas y conseguir que sean rentables'.

Antonio Medici, director de la productora y distribuidora BIM, confiesa que 'el problema de la distribución de cine en Italia es llegar a acuerdo con las televisiones', cuya financiación es vital para las producciones. Un dato que habla por sí solo: Berlusconi es el dueño de la mayoría de las televisiones generalistas privadas de Italia, al margen de la influencia que parece ejercer sobre la RAI.

'No sólo es que cuando llamas a las cadenas incluida la RAI choques contra un muro, sino que si haces una película que vaya contra el primer ministro o su Gobierno te puedes quedar sin inversores publicitarios: Berlusconi gestiona la practica totalidad de la tarta publicitaria del país a través de Publitalia', explicó a Público un directivo que prefiere permanecer en el anonimato de una de las grandes productoras cinematográficas italianas que no están en la orbita del berlusconismo.

La influencia de Silvio Berlusconi en el cine italiano va más allá. 'También ha decidido anular las ayudas que el Gobierno da al cine. Ahora sólo recibirán un pequeño presupuesto los directores noveles', afirma Terenzio. Teniendo en cuenta que casi la totalidad de las televisiones italianas están en manos de Berlusconi, 'sí se puede afirmar que existe censura', añade Gandini. 'Hablar de censura es utilizar una palabra muy gruesa, pero, desde luego, sí se puede decir que en este país no hay una completa libertad para hacer cine', matiza Antonio Medici.

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