Este artículo se publicó hace 16 años.
Diálogo entre uña y carne del flamenco
Pepe Habichuela y Josemi Carmona, un asunto familiar
Hay poco que decir y tanto que escuchar de Pepe Habichuela y Josemi Carmona. “¡Yo lo sigo a él, que es el maestro!”, indica el ex componente de Ketama. Esta noche se marcarán un mano a mano en el Colegio de Médicos de Madrid, en el marco del festival de Flamenco Pa’tos. Antes toca ensayar y lo hacen en Alto de Extremadura, un barrio en el que no desentonan.
Josemi camina por la calle junto a dos compadres y nos invita a pasar a un patio en el que se mezclan geranios y ropa tendida. Desde que entramos se aferran a la guitarra, como si fuera el único lenguaje que sienten propio. “En la casa siempre ha habido palmas, cante, guitarra... y siempre echamos mano de la familia. Si no lo valiese, nada. Pero ¡la familia vale!”, dice Pepe con ojos golositos, al tiempo que Josemi deja escapar una carcajada. Esta noche estarán acompañados por Carlitos Carmona a la guitarra, Bandolero y Nono Carmona (cajas y palmas) y el cantaor Enrique Piculave.
Conversamos con ambos en un ambiente familiar, entre un vaivén de vasos de agua, llamadas de móvil y fotografías de todas épocas y colores. “Compartimos el espectáculo. Siempre hay un margen para la improvisación pero partimos de un boceto”. El recital contará con solos de ambos y piezas conjuntas, como un diálogo entre uña y carne, que es lo que son. “Más que un estado de ánimo, la música es la prolongación de una persona. Tocas como eres. Y conoces a una persona inmediatamente por cómo toca”, sentencia Josemi. Para el gran Pepe, “la inspiración surge de los antepasados y del propio sentimiento. Ahora estoy en un momento de funcionar muy bien con música de otros sitios”. Como su hijo Josemi, que en su álbum Sumando (junto a Carles Benavent) se impregnó de la ritmicidad de Chick Corea y la música brasileña.
“Eso de picar de acá y allá es algo que tenemos en común”, avanza el tercio de Ketama en alusión al próximo disco de Pepe, que será un álbum junto al bajista de jazz Dave Holland, con el que tocó en público el pasado mayo. “Los temas ya los tenemos más o menos perfilados pero aún falta”, asegura Pepe.
El tirón de la electrónica
Para la tercera parte de Ketama no hay planes de álbum, pero sí muchas colaboraciones. “Ahora mismo, sacar un disco en solitario está muy mal. Las casas de discos están demasiado politizadas y hay que hacer mucho la pelota”. Lo cual no quita para que le llamen compañeros músicos y le pidan colaborar en sus proyectos. “Estoy muy contento con mi padre”.
Respecto al descanso de Ketama y las carreras en paralelo de su hermano Antonio y la suya propia, Josemi reconoce que “había necesidad de parar para seguir creciendo. Llega un punto en el que el cuerpo te pide hacer otras cosas”, aunque puntualiza que la fusión con otras raíces siempre estuvo ahí. Las colaboraciones con Rao Kyao y el africano Toumani Diabate lo demuestran.
¿Y el tonteo con otros géneros más allá del flamenco? Josemi reconoce que sigue la estela de Enrique Morente (fan confeso de la electrónica) y que planea “algo” junto a gente relacionada con el Sónar. Sobre el eterno debate de renovarse o morir, cree que “debe haber de todo, desde el partidario del purismo hasta quien se mete en líos”. Hasta que le llegue el turno de liarse, palmas y guitarrita. “Toda la vida hemos estado así. ¿Para qué queremos más?”, ríe Pepe.
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