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Netflix 'The Politician': Una sátira sobre buscar la perfección y la aprobación de la mayoría

Netflix estrena hoy ‘The Politician’, una sátira en la que se disecciona lo que ha de tener un candidato para triunfar en política con Ben Platt en el papel principal y Jessica Lange y Gwyneth Paltrow como acompañantes.

‘The Politician’, nueva serie de Netflix. / Netflix

Existen pocas cosas más frustrantes a nivel profesional que anhelar ser algo que no se puede porque no se tienen las aptitudes necesarias. Mientras otros sueñan de niños con ser astronautas, Payton Hobart (Ben Platt) se marcó a los siete años la meta de convertirse en presidente de los Estados Unidos. Para eso lleva preparándose desde entonces y el instituto es el primer peldaño. Pero, ¿qué ocurre si, pese a haber hecho todo como se supone que debería, le falta lo básico, el carisma necesario para ganarse el voto de la gente? Esa es (un poco) la diatriba a la que se enfrenta de inicio el personaje de Platt en The Politician, la primera serie del más que prolífico Ryan Murphy para Netflix.

Entrar en ella cuesta, y bastante. Quizá si se es habitual de las producciones del creador de Glee, Feud, AHS y Pose no tanto porque se sabe a lo que se va y el despliegue no resultará tan apabullante. Sin embargo, lo interesante de The Politician es no dejarse cegar por casas de millonarios con decorados excesivos y bibliotecas de instituto descomunales; ni por la caricatura forzada de algunos de sus personajes; ni por el ritmo acelerado de los diálogos. Lo interesante es intentar acceder al fondo de la cuestión, a su juego. El de Murphy, Brad Falchuk e Ian Brennan se basa en plantear este acercamiento al mundo de la política a modo de sátira y logrando que en solo dos capítulos (los facilitados por Netflix antes del estreno) su personaje principal pase de caer mal a despertar cierta comprensión. Aunque, como apunta el tráiler, parece más que posible que eso cambie y la campaña se les vaya de las manos hasta niveles insospechados.

En un principio Payton da la impresión de ser un joven ambicioso y algo manipulador dispuesto a todo por lograr su meta vital -incluso a revelar la identidad sexual de la persona de la que supuestamente está enamorado-. Y lo está, pero se intuye que hay algo más, que detrás de su ambición presidencial podría esconderse la necesidad de reconocimiento de todos los que le rodean y que alguna vez le dieron de lado. Su padre, sus hermanos, sus compañeros… Solo su madre adoptiva, interpretada por una (como siempre) apagada Gwyneth Paltrow, ha estado siempre ahí.

‘The Politician’, nueva serie de Netflix. / Netflix

‘The Politician’, nueva serie de Netflix. / Netflix

Los títulos de crédito equivalen, como en otras muchas series, a una declaración de intenciones viniendo a decir que lo se verá a continuación es una muestra de cómo se fabrica un (este) candidato. Como la política real ha demostrado, el triunfo de un candidato a veces se debe única y exclusivamente al marketing que hay detrás de él y a todo ese equipo que lo ha diseñado. En el caso de Payton el grupo de trabajo empieza por él mismo. Un joven que lleva años leyendo las biografías de los presidentes de Estados Unidos y tomando apuntes sobre lo que él considera que les llevó hasta la Casa Blanca.

Con toda esa información en su cabeza ha trazado un plan de vida milimétrico para poder lograr su objetivo fichando a sus propios asesores, entre los que se incluye a una novia aspirante a primera dama. Su principal problema es que uno puede controlar sus actos, sus palabras, su todo, pero no los de los demás. Además, en política, como en tantas otras carreras, el don de gentes resulta capital. Se puede ser el candidato perfecto sobre el papel, pero de pronto, al subirse al atril, llegar otro con esa capacidad de caer bien y que el currículum perfecto se quede en nada. Da igual saber mandarín o haber estudiado en Harvard. El sorpasso se convierte en inevitable.

Es lo que le ocurre a Payton en el arranque de la serie. Su pulcritud calculada en todo lo que hace no deja de convertirlo en otro candidato hecho a medida obsesionado con una meta. Su obsesión es tal que solo vive para eso hasta el punto de que sus cualidades más loables, como la honradez, responden a intereses nada ocultos y su ambición asusta a su propia madre. No es honesto porque sienta que debe serlo, sino porque no quiere que en un futuro alguien descubra que no lo fue y eso se convierta en un trapo sucio que le reste votos en campaña.

Toda esa parte es la interesante de The Politician. También la extraña relación entre una pasada de rosca Jessica Lange como Dusty Jackson y su nieta Infinity (Zoey Deutch), supuestamente enferma de un cáncer sin nombre. Lo demás es puro ruido. Payton se vanagloria de su fortaleza y su compostura, pero cuando se agrieta y rompe (no lo hace mucho en los dos primeros episodios) es cuando más llega. Otro de los puntos a favor del debut de Murphy en Netflix es el ritmo endiablado de los diálogos políticos. En esa campaña escolar que protagonizan unos actores que dan la impresión de estar más en la universidad que en el instituto, hay mucho de manipulación de la opinión pública, de ‘compra’ de votos con acciones sociales, de control de la información, de encuestas… ¿Se hacen sondeos de intención de voto para el Consejo Estudiantil?

El principal problema reside en aguantar ese ritmo y tono a lo largo de ocho episodios. Con solo dos vistos es difícil de juzgar y vaticinar. Todo dependerá de si tanto Payton Hobart como Infinity Jackson logran conquistar y de si las apariciones de David Corenswet como River -lo suyo sí que es carisma natural y no prefabricado- se prolongan. A otros personajes, como el resto de los Hobart, se les puede dar por perdidos casi de inicio. Salvo mejoras sobresalientes en la trama de aquí en adelante.

‘The Politician’, nueva serie de Netflix. / Netflix

‘The Politician’, nueva serie de Netflix. / Netflix

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