Este artículo se publicó hace 13 años.
No es país para jovencitas
Director: Joel y Ethan Coen
Género: Western
Reparto: Jeff Bridges, Matt Damon, Josh Brolin
Duración: 110 minutos
EN SÍNTESIS
Todavía lleva trenzas, pero la jovencita Mattie Ross muestra una resolución de adulta cuando decide contratar al alguacil con más agallas del condado para vengar la muerte de su padre a manos del cobarde Tom Chaney. El elegido es Reuben Cogburn, un veterano pistolero, tuerto, gordo y malhablado. Mattie lo acompaña en su incursión en territorio indio y salvaje a la búsqueda de Chaney.
COMENTARIO
Dos secuencias paralelas abren y cierran ‘Valor de ley': la protagonista, en diferentes momentos de su vida, asegurándose de que un ataúd se envíe al lugar apropiado para su entierro. La muerte, en este caso de una figura paterna, marca la vida de Mattie Ross, como sucede fatalmente con tantos otros personajes del cine de los hermanos Coen. Desde el principio del filme, cuando llega al pueblo para recoger el cadáver de su padre, Mattie se ve rodeada por ella: duerme en la morgue y presencia la ejecución pública de tres desgraciados. El Oeste bruto, masculino y adulto dibujado por los Coen tiene poco de idealizado: la primera aparición del supuesto héroe protagonista tiene lugar dentro de una letrina. Y no parece el lugar más adecuado para una adolescente que acaba de quedar huérfana. Aunque Mattie exhibe la misma determinación que una heroína griega dispuesta a emprender su propia odisea para cumplir su destino: vengar a su padre. Su inquebrantable resolución la protege de este entorno hostil por donde transita acompañada del avejentado pistolero que se resiste a ocupar la vacante dejada por el padre muerto. Los hermanos Coen convierten este paisaje pendiente de colonizar, que en un western clásico funcionaría como territorio mítico, en un decorado más propio de un cuento de terror infantil, con hombres-oso, cabañas en medio del bosque y árboles con ahorcados. Incluso hacen explícita la conexión con ‘La noche del cazador' de Charles Laughton tanto en el empleo del mismo tema musical como en la secuencia en que Jeff Bridges cabalga toda la noche hasta encontrar la cabaña.
‘Valor de ley' funciona, así, como una ejemplar revisión de un género que todavía se resiste a que lo den por finiquitado, sin obviar ninguna de las marcas personales del cine de los Coen: el tono pesimista (el filme también se podría leer por momentos como una versión en clave western de ‘La carretera' de Cormac McCarthy, autor que los hermanos adaptaron en ‘No es país para viejos'), el humor soterrado, el gusto por la violencia descarnada, la riqueza en el trazo de los secundarios y, sobre todo, un extraordinario talento para la puesta en escena como pocos cineastas demuestran hoy en día.
NO LO BASTANTE DURA
La primera versión de Valor de ley, filmada por Henry Hathaway en 1969, le proporcionó a John Wayne el único Oscar de su carrera, cuando el actor ya contaba con más de 60 años y había protagonizado títulos superiores a las órdenes de John Ford o Howard Hawks. El propio Hathaway también podía presumir de mejores obras.
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