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"No uso la poesía, ella me usa a mí"

Caribel Alegría. Escritora y feminista

PAULA CORROTO

Sandinista, revolucionaria y feminista. Claribel Alegría (Nicaragua, 1924) es una de las poetas más comprometidas de su generación con su país. Amiga de intelectuales como Ernesto Cardenal y Sergio Ramírez, con Sobrevivo (1978) y No me agarran viva: la mujer salvadoreña en lucha (1983) llamó la atención sobre las miserias de Nicaragua y El Salvador, país en el que creció. De ahí que ahora esté ofendida con Daniel Ortega, a quien considera un traidor al sandinismo. Alegría participó la semana pasada en Granada en el Festival Internacional de Poesía.

En el festival, usted leyó Carta a un desterrado', donde critica la espera de Penélope a Ulises.¿El feminismo es una de sus señas de identidad?

Cuando leí La odisea en la adolescencia, nunca entendí a Penélope, pero aquello se me olvidó. Después, comencé a ver que vivía en una sociedad machista y de ahí nació mi feminismo. En mi última etapa, me interesé por la mitología y decidí utilizar los mitos femeninos para mostrar mi queja.

Ahora hay muchas poetisas feministas. Nada que ver con sus inicios.

Sí, ha cambiado todo mucho. Y es bueno que las poetisas hablen de esto para que otras mujeres adopten una postura comprometida. Creo que los poemas pueden ayudar.

¿Usted utiliza la poesía como un arma?

No, quiero que la poesía me use a mí, que me impacte a mí. Nunca la utilizo como un arma. Mis poemas no son políticos, son poemas de amor a mi pueblo. A mi me duele la miseria y puede parecer que escribo los poemas adrede, como una reivindicación, pero no es así. Mi compromiso está con el ser humano, no con la poesía.

Usted participó en la revolución sandinista. ¿Todo se ha desmoronado?

Cuando la revolución triunfó en julio de 1979, mi marido y yo, que vivíamos en El Salvador, acudimos a Nicaragua porque teníamos esperanzas. Éramos pobres pero no importaba. Lo que ocurrió es que con doña Violeta [Chamorro] llegó el tiempo de la piñata con la que se traicionó a la revolución. Me dolió la traición de Daniel Ortega, pero lo más peligroso es que quiere la reelección y no sé donde está la oposición. En Nicaragua, hay ahora mismo una dictadura. Además, hay poca solidaridad de los países latinoamericanos.

¿Ha sentido algún tipo de presión por parte del Gobierno de Ortega?

Yo no, porque soy medio salvadoreña, pero Ernesto Cardenal y Sergio Ramírez sí la han sufrido. A Sergio le ilegalizaron su partido.

¿No le ve futuro al país?

Sigue habiendo mucha pobreza y me estoy volviendo un poco cínica. No sé qué puede pasar después.

¿No hay jóvenes poetas en su país que luchen como hizo su generación?

Nicaragua es un país de poetas, pero ahora hay más desorientación y los jóvenes escriben de otras cosas.

¿Cómo empezó a escribir poesía?

En mi casa había una biblioteca muy grande con libros de Rubén Darío y del Siglo de Oro. A los 14 años, leí un libro de poemas de Rilke y ahí me di cuenta de que mi vocación era ser poeta.

¿Y de dónde le viene la inspiración?

A veces en sueños alguien me dicta un verso. Otras veces surgen cuando miro mi jardín, la miseria de mi pueblo o una puesta de sol.

¿Cree que se puede hablar de una poesía panhispana?

Sí, hay muchos elementos comunes, sobre todo en la poesía del compromiso. Los poetas hispanos son comprometidos. Las dictaduras, los golpes de Estado... A estos acontecimientos no puede escapar el poeta.

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