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"No quiero meterme en la rueda de cine para televisión"

Agustí Villaronga, director. Es el hombre de moda tras haber ganado nueve premios Goya. Espera que su cine siga siendo el mismo, aunque reconoce que lo que más tiene es curiosidad

SARA BRITO

Está agotado, pero no podrá descansar. En unas pocas horas viajará a Praga, donde le espera otra presentación de su película Pa negre en el festival de cine de la ciudad. Agustí Villaronga (Mallorca, 1953) se convirtió en la noche del domingo en el absoluto triunfador de la XXV edición de los Goya, con nueve premios, incluidos mejor película y dirección, para su drama de aliento trágico, que narra la miseria moral y material de la posguerra en un pueblo de la Catalunya rural. La película será reestrenada este fin de semana en todo el país, aunque sólo se podrá ver en su versión original en catalán en Valencia, Catalunya y algunos cines de Madrid.

Nieto de titiriteros, y apasionado del cine desde la infancia, el mallorquí vivió el domingo las horas más dulces de su carrera. El autor de Tras el cristal (1987) o El mar (2000) recibe por fin con Pa negre el aplauso contundente que la industria del cine español le debía. El suyo es un mundo preocupado por la fragilidad de la inocencia.

¿Cómo se siente?

La verdad que suelo vivir las cosas con serenidad, pero ayer sí me dio un subidón.

'Me han llegado muchas ofertas desde Madrid, Barcelona y fuera'

¿Pudo pensar a solas en lo que pasó?

En esa noche no hay ningún momento en que tengas una relación íntima con nadie. Pero logré apartarme de todo el mundo por un momento. Ahí tomé conciencia y me emocioné muchísimo. No lloré delante de nadie, pero sí tuve una sensación de alegría íntima muy grande. Me emocioné mucho cuando subió Nora a recoger su premio [a la mejor interpretación femenina], y dijo un par de cosas de cómo entendíamos nosotros la película cuando la rodábamos. Entonces me situé en aquel momento, lejos de luces y focos, y me emocioné. Y con los premios de los niños, desde luego.

Siendo Pa negre' una película de encargo, ¿cristaliza sus gestos cinematográficos?

'Creo que es importantísimo dotar a las cosas de alma'

En efecto, no se me ocurre a mí hacerla, me la ofrecen y tengo mis dudas al principio. No sólo porque fuera de la Guerra Civil, que también, sino más porque la obra de Emili Teixidor en la que se basa era muy literaria, muy costumbrista y no se correspondía con el cine que hago. Pero tenía muchas de mis obsesiones. Has dicho gestos muy educadamente, pero son obsesiones. Luego había otras cosas que quité en el guión, como la atención que prestaba Teixidor a la religión o la cuestión ideológica. Así, la película queda concentrada y cruda. Remite mejor a la miseria moral y material, que era lo que quería contar.

Hable de sus obsesiones, de su interés por el momento de ruptura de la inocencia, el despertar sexual... ¿Alguna más?

Son esas y no sé por qué. Pero no es premeditado. En mis películas hay muchas criaturas, niños que se ven sometidos a un proceso de abrirse al mundo en una situación muy difícil, y con un modelo adulto que no es el más adecuado. Con ello, se crea en esa persona la semilla del mal, para entendernos. Luego está el tema de la guerra. No solo la Guerra Civil, todas. Aro Tolbukhin tiene el genocidio de Guatemala, Tras el cristal el nazismo, inspirado a su vez en Georges Bataille y la Guerra de los 100 años. Todos esos temas están ahí. Veo los proyectos que tengo en el cajón y se repiten.

De esos proyectos, hay uno que arrastra hace años, La mort i la primavera'.

Sí, es una novela inacabada de Mercé Rodoreda. Ese proyecto es el que más ganas tengo de hacer. Se repiten otra vez las mismas constantes, pero con el agravante de que sucede en un tiempo como del Neolítico. Es una cosa muy extraña, pero es una maravilla.

¿Qué van a conseguir estos nueve premios? ¿Le abrirán las puertas de muchos productores?

Si me dicen haz lo que quieras haría La mort i la primavera. Pero también te digo que no sé qué va a pasar. Te pones de moda de pronto y te empiezan a llamar. Pero también pasa que no es para hacer lo que quieres, sino para cubrir necesidades de la industria y del ocio. No le hago ascos a nada, pero quiero vigilar no meterme en la rueda de cine para televisión [ahora empieza a rodar una miniserie sobre Evita en España]. Tampoco quiero que crean que Pa negre es un filón de nada. Eso me da mucho miedo. Ahora me han llegado muchas ofertas desde Madrid, Barcelona y de fuera. Tengo que ver cuál es el siguiente paso.

¿Se considera el cruce del cine de autor con el industrial?

Lo que se dice 'autoral' es personalidad. Todos tenemos una manera de hacer las cosas y yo personalidad tengo. Sí creo que es importantísimo dotar a las cosas de alma, porque si no se convierten en un producto de entretenimiento o de relleno.

¿Considera que ha hecho lo que le ha dado la gana?

Sí [risas], más o menos he hecho lo que me ha dado la gana. Pero mira, antes hablábamos de La mort i la primavera. Fue un proyecto en el que estuve trabajando durante dos años justo después de terminar El niño de la luna. Esto fue en el año 90. El desastre fue tal [no consiguió financiación], que tuve que parar durante siete años. Alguna vez he dicho que he trabajado hasta de pastelero para subsistir. Nunca me he retirado del cine a propósito, pero tampoco he querido verlo como algo negativo, porque son períodos en que cargas pilas y puedes preparar las cosas con tiempo. Me gusta la idea de la artesanía, me gustaría no perderla.

¿Considera Pa Negre' un triunfo del cine en catalán?

No tengo mucho que decir. Pa negre es una película como le sucede a muchas otras: es imposible imaginarla en otro idioma. La encontraría muy falsa. La versión doblada la he hecho yo, intentamos que fueran los mismos actores. Jamás iría a ver una película doblada, pero tampoco hay que quitar la opción. ¿Triunfo del cine en catalán? Lo piensas y es verdad. Pero jamás se me ocurren esas palabras. En todo caso diría que lo es del cine en otras lenguas.

¿Qué diferencias hay entre el joven y el maduro Villaronga?

Antes intentaba hacer planos muy largos. Ahora explico mas las cosas a través del montaje y los cortes. Muchas veces son ideas un poco prefabricadas, venga un plano sencuencia. Pa negre tiene un punto de madurez porque no hago filigranas. Antes pecaba mucho de eso.

¿Se siente por fin reivindicado en España?

Hubo momentos en que realmente tenía mas reconocimiento fuera que dentro. Pero aquí no me he sentido despreciado. Ocupo un área pequeña y no me gustaría que ese área creciera a lo bestia.

Las claves de un director escondido en una trayectoria cinematográfica de tres décadas. Por Eulàlia Iglesias.

Belleza

Villaronga no entiende la belleza sin perturbación, ni el sexo sin muerte. El objeto del deseo en su cine está tocado por la enfermedad. Sus películas explotan esta tensión entre la languidez y la vitalidad, esta fascinación ante la belleza enfermiza de un cuerpo joven y hermoso marchitándose.

Culto

A Agustí Villaronga ya no se le considera un 'bicho raro'. Hasta el éxito de ‘Pa negre', el nombre del cineasta iba emparejado al sintagma 'de culto', sobre todo, por el peso de su debut en el largometraje, ‘Tras el cristal', un filme extremo y fascinante con admiradores en medio planeta.

Experimento

El cineasta no sólo se ha arriesgado explorando temáticas poco convencionales. En películas como ‘Aro Tolbukhin. En la mente del asesino', cofirmada con Lydia Zimmermann e Isaac P. Racine, o el encargo televisivo ‘Miquel Bauçà', ha experimentado con los formatos y las fronteras entre documental y ficción.

Inocente

Niños o adolescentes son protagonistas en ‘Tras el cristal', ‘El hijo de la luna', ‘El mar', ‘Pa negre'... Pero el universo infantil en su cine se sitúa lejos de la idealización naíf. La crueldad, el dolor o el abuso forman parte de las vidas de estos niños, que ven su inocencia interrumpida.

Intérpretes

No es casualidad que ‘Pa negre' acaparara tantos Goyas a la interpretación. En las películas de Villaronga, actores y actrices transmiten una potencia dramática y un magnetismo físico inusitado en nuestro cine. El mallorquín combina nuevas caras con intérpretes habituales. Roger Casamajor es el más recurrente.

Literatura

Emili Teixidor, Blai Bonet, Miquel Bauçà, Sergi Belbel, Pere Calders... Villaronga se ha aproximado a algunos de los principales escritores en lengua catalana del último siglo. El director niega un especial interés en las adaptaciones literarias, que en muchos casos le han llegado por encargo, pero ha demostrado la posibilidad de un matrimonio feliz entre cine y literatura.

Muerte

En 2009 el Palau de la Virreina de Barcelona acogió una exposición insólita con los storyboards, las localizaciones, el guión... de una película que nunca existió: ‘La mort i la primavera'. Villaronga vio frustrado su proyecto más personal y ambicioso, la adaptación de la obra póstuma e inacabada de Mercè Rodoreda, con la preproducción muy avanzada. ¿Ha llegado la ocasión de retomarlo?

Oscuro

Las películas de Villaronga muestran una inevitable atracción por el lado más oscuro del ser humano. Sin tener que recurrir al cine de género más formulario, el cineasta ha conseguido configurar una filmografía en torno al horror que habita entre nosotros. 

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