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La noche de los 'hombres buenos' del cine español

BEGOÑA PIÑA

Con los trabajadores de Coca-Cola concentrados en la puerta -'No al cierre de Fuenlabrada'-, el ministro Wert en algún rincón 'a salvo' de los del cine y en alerta meteorológica, económica y política en todo el país, los miembros de la Academia del Cine festejaron la supervivencia de éste a pasar de la crisis y del 21% de IVA. 'Hoy más que nunca ¡Viva el cine español!', clamó el presidente de la Academia, Enrique González Macho, en la que fue la gran noche de David Trueba, quien con la comedia Vivir es fácil con los ojos cerrados, una película de 'hombres buenos', conquistó los Goya a la Mejor Película, al Mejor Director y al Mejor Guión. También se llevaron estatuilla por esta producción Javier Cámara (Mejor Actor) y Natalia de Molina (Actriz Revelación), y Pat Metheny, autor de la banda sonora.

Fernando Franco y su ópera prima La herida salieron bien parados con los premios a la Mejor Dirección Novel y Mejor Actriz, para Marián Álvarez. Las brujas de Zugarramurdi se llevó ocho galardones de los diez a los que era candidata. Los que no tuvieron tanta suerte fueron los equipos de La gran familia española, que aspiraba a once premios y se llevó solo dos; Caníbal, que conquistó uno de los ocho a los que estaba nominada. Tres bodas de más y 15 años y un día, nominados a siete Goyas, se fueron con las manos vacías.

Manel Fuentes, que debutó en la gala de los Goya como guionista, director y presentador -cosas de la crisis- se santiguó ante un cartel de Rosa María Sardá antes de salir al escenario, donde recordó a todos que ésta era 'una gala histórica. Los primeros Goya sin ministro de Cultura. Yo estoy alterado porque tampoco ha venido el señor Montoro, ¡con lo que le gusta el cine español!'. 'Si el ministro de Defensa no fuera al desfile de las fuerzas armadas, seguramente su jefe le despediría. Sería bueno que este ministro (Wert) se fuera o que dimitiera', añadió un poco más adelante Mariano Barroso, cuando recogió el Goya al Mejor Guión Adaptado por Todas las mujeres.

No fueron las únicas alusiones políticas de una noche, en la que también hubo referencias en contra de la intención del Gobierno de modificar la ley del aborto. La jovencísima actriz Natalia de Molina, ganadora del Goya a la Mejor Actriz Revelación, consiguió una encendida ovación con sus últimas palabras, 'yo no quiero que nadie decida por mí'. Por su parte, Marian Álvarez, flamante vencedora del Goya a la Mejor Actriz, sentenció: 'No vamos a permitir que nada ni nadie decida por nosotras'.

'Sufrimos los mismos problemas y nos afectan igual que a los demás ciudadanos', dijo en su discurso el presidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho, que se llevó con sus palabras algunos de los aplausos más entusiastas de la audiencia. 'Ha sido un año difícil', continuó y se refirió al descenso en la producción, a la cuota de mercado, el cierre de salas, los miles de puestos de trabajo perdidos... 'Hacer una película hoy en día en nuestro país es un auténtico acto heroico'. El dinero que ha ganado Hacienda gracias al 21% del IVA  fue otro punto destacado en sus palabras: 'De cada euro que ha ido a Hacienda, la cinematografía ha perdido dos. Estamos orgullosos de financiar al erario público, ¡a ver si nos dejan en paz con las subvenciones!'.

El presidente de la Academia, que adelantó su despedida de este cargo agradeciendo lo que éste le había enriquecido como persona, concluyó con palabras de ánimo. 'Vamos a ir hacia delante como hemos hecho siempre -afirmó-. No van a poder acabar con los sueños de todos'. Y, tras pedir perdón 'por todo lo que hubiera querido hacer, pero no he podido', cerró su intervención diciendo: 'Hoy más que nunca ¡Viva el cine español!'

'Nuestro cine está muy por encima de nuestro ministro de anticultura', dijo inmediatamente después Javier Bardem, que entregó a Terele Pávez el Goya a la Mejor Actriz de Reparto, protagonista de un momento de gran emoción de la noche. Llorando y con sus compañeros en pie, la veterana actriz recordó que tenía 74 años 'y llevo en esto 60 o así, sesenta años agradecida de ser de esto'.

También se levantaron a aplaudir largamente a Jaime de Armiñán, ganador del Goya de Honor, que  quiso recordar cómo era París justo cuando terminó la Guerra Mundial, para a partir de ahí llegar, en un viaje un tanto surrealista, a la jota aragonesa y al recuerdo de José Luis Borau, 'por aragonés y jotero. ¡Viva la jota! ¡Viva Aragón! y ¡Viva el cine español!'

¡Vivas! que aprovechó David Trueba al recoger el premio al Mejor Guión Original, momento en que recordó el cineasta una anécdota para hablar de 'la gente humilde que hace bien su trabajo, que son honestos, que están esforzándose... Esa es la gente por la que hace falta trabajar'.

La noche de los XXVIII Premios Goya del cine español fue una fiesta con numerosas referencias y críticas a los recortes y medidas de este Gobierno, al 21% del IVA, a la ley del aborto... Alusiones muy celebradas por los asistentes, aunque de todas, la mejor -y no fue política- fue, sin duda, el 'peace and love' de Miguel Ríos, y las más repetidas, sin duda también, fueron las que apuntaron a la desconsiderada ausencia del ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert.

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