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"Nuestra música está más cerca del diablo"

Kasabian se preparan para tomar el escenario al asalto

ELENA CABRERA

Cuando el grupo punk favorito del proletariado británico, The Clash, llamaba a la revuelta en 1977 cantaba que 'los blancos van a la escuela, donde te enseñan a ser insoportable y todo el mundo hace lo que se le dice porque nadie quiere ir a la cárcel'.En los treinta años que separan la aparición de los Clash de la de Kasabian, Inglaterra pasó por el thatcherismo y la privatización de la industria del país; la guerra de las Malvinas; los atentados del IRA; las drogas, las raves, el acid-house y la movida de Madchester; Lady Di como mártir; la entrada en la UE y la ilusión de un primer ministro laborista, amigo de los Oasis, que tocaba la guitarra en la intimidad del número 10 de Downing Street.

A pesar de ello, la Inglaterra de hoy no es tan diferente a la de entonces, por lo que Kasabian, como los Clash, realiza una llamada a la revuelta desde el mismo púlpito: el de los puestos más altos de la lista de ventas. Así exclama el grupo que le tomó prestado el apellido a una de las chicas de Charles Manson, en una canción de su segundo disco, Empire (2006): 'Salid de las sombras, mandad a los niños a ver los santos, los habéis convertido en zombies por mantenerlos alejados de su fe'.

Su último disco es un tratado sobre la demencia y la excentricidad

A Tom Meighan, cantante del grupo, le hace tartamudear la comparación con los Clash. Contesta por teléfono desde su casa en Leicester, días antes de viajar a Benicàssim para abrir este jueves el festival. 'Sabemos que hay una llamada a la anarquía rebelde en nuestra música', admite. 'Hay también una poesía en nuestra música que definitivamente se inclina más por el Diablo que por Dios', sentencia.

Como los Clash, Kasabian son antimilitaristas pero a la vez están fascinados con la imagen del guerrillero. Strummer escribía: 'No sueño con irme de vacaciones cuando el odio y la guerra nos rodean'. Y Meighan canta: 'Me quedo junto a mis aliados, vendiendo armas a los extranjeros, viendo cómo os disparan'. Meighan habla muy mal. Repite las palabras que acaba de decir, insulta aquí y allá, por eso en televisiones como MTV se silencia gran parte de sus frases. Sobre el escenario, esa incontinencia de salpicaduras, saliva y satanismo, se traduce en furia arrebata, en locura.

Su último disco habla sobre la locura. Ha sido titulado West Ryder Pauper Lunatic Asylum (2009) y es un tratado sobre la demencia, la excentricidad y un homenaje a los raros, que se verá por primera vez en directo esta noche. 'Sobre el escenario nos dejamos llevar. Me vuelvo loco', anuncia Meighan. 'Muchas cosas del disco cobran vida'. ¿Hay locura en su propia vida, más allá de los escenarios: '¡Sí, muchísima!'.

'Sobre el escenario nos dejamos llevar. Me vuelvo loco', anuncia Meighan

Meighan desmiente que Kasabian haya estado grabando ya su cuarto disco en San Francisco: 'No hemos ido a ningún lado. Es un error que se ha repetido por ahí. Pero hemos sentado las bases del disco. Sólo tenemos las demos, y pronto vendrán un montón de sesiones de estudio'. Repetirán con su último productor, ese genio del hip-hop llamado Dan the Automator, lo que puede dar lugar a un trabajo muy similar al tercero: 'Sí, pero nosotros hemos cambiado y eso será lo que lo haga diferente'.

El álbum que aún siguen tocando en directo estuvo muy influido por las películas de Alejandro Jodorowsky. Pero también hay algún otro detonante curioso que puede transformar las nuevas canciones, 'Pink Floyd y muchos compositores clásicos y de bandas sonoras, como Danny Elfman, o marchas militares, que también escuchamos para el disco anterior', revela. 'Nos gusta meter ese tipo de composición épica dentro de una música como la nuestra', zanja.

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