Entrevista a Oriol Malet"Si no tiramos de la cuerda todos juntos no habrá boom del cómic que valga"
Barcelona-Actualizado a
La editorial Comanegra estrena colección de cómic bajo la dirección de Oriol Malet, autor en la misma editorial de Mandela i el general (publicado en castellano por DeBosillo) y Un món d’art brut (publicado en castellano por Norma Editorial).
A pesar de que el mes de junio ya había publicado Transicions, de la francesa Élodie Durand, es con el lanzamiento de la crónica de los hechos de Tian'anmen 1989 que la editorial Comanegra ha presentado oficialmente su nueva colección de cómics, bajo la flamante dirección del dibujante Oriol Malet. Hablamos con él del nuevo sello y del refulgente panorama del noveno arte en catalán.
¿Cómo se gesta Comanegra Còmics y su incorporación como director de la nueva colección?
Aunque ya había hecho algo, la entrada fuerte de Comanegra en el mundo del cómic fue en el 2019 con Mandela i el general. Cuando les dije que quería publicar el libro también en catalán (en castellano publicado por DeBolsillo) y que nadie se estaba atreviendo, ellos apostaron. Es una editorial un poco rara avis, como está formada por gente que viene de fuera del mundo editorial no cargan con la mochila de ciertos mantras que a veces pesan mucho, como el que dice que cómic en catalán es igual a muerte súbita. La edición catalana fue muy bien. Y también Un món d’art brut (2021) ha ido también muy bien, a pesar de ser un tema minoritario. Esto, sumado con todo lo que está pasando con el cómic en catalán (premios con dotaciones interesantes, subvenciones para publicar cómic en catalán, editoriales nuevas y no tan nuevas que apuestan, etc.) hizo pensar a Comanegra que era un buen momento para lanzar una nueva colección y me propusieron dirigirla.
¿Qué espacio quiere ocupar Comanegra Còmics en el panorama catalán del cómic y en qué medida hablan los dos primeros volúmenes de la colección?
Después de romperme mucho los cuernos, vi que el camino ya estaba señalado: lo que ha sabido hacer Comanegra es situarse dentro del "estante" de no ficción, adultos y el target de público no eminentemente lector de cómic. Lo que me parece muy interesante, porque el mercado francés también está yendo un poco por ahí. Salvando los ingentes números de distancia, existe cierto paralelismo en el interés por copar las librerías no especialmente especializadas en cómic. Y aquí la no ficción, el cómic periodístico y el cómic ensayo tienen mucho que decir. Creemos que esto suma. Los dos primeros títulos, Transicions y Tian'anmen 1989 comparten elementos que van definiendo lo que será el sello: compromiso social, no ficción y ciertas tangentes con el periodismo. En febrero de 2023 publicaremos la biografía de Stanley Greene, un gran fotoperiodista que, entre otros, cubrió la caída del muro de Berlín y la guerra de los Balcanes. Cada año publicaremos entre cuatro y seis títulos.
La colección aparece en plena eclosión del llamado boom del cómic en catalán. ¿Se siente cómodo con el término?
No. A ver, si el concepto ayuda a hacer entender lo que está pasando, por mí estupendo. Creo que el boom todavía está por venir. Ahora se están poniendo los cimientos: hay muy buena intención y muchas ganas, y están ocurriendo cosas que hace dos años no pasaban. Si lo estropeamos o seguimos por la vía adecuada, ya veremos. Pero es cierto que están ocurriendo muchas cosas y de forma muy rápida. Es muy 'cañero' lo que está pasando.
Pero no es que no hubiera nada antes, tradición en Catalunya había. ¿Cómo nos cargamos lo que ya existía?
Cierto. Durante la Transición, el cómic para adultos estaba yendo de algo muy naíf a otro muy bestia. En el libro Cómo acabar con la contracultura, Jordi Costa habla de cómo la Transición, para controlar los procesos de hacia dónde iba el cómic, puso tantos límites y normativas que se produjo un parón en seco de lo que podía haber sido. Había una industria muy fuerte y un camino que, de seguirse, no hubiéramos vivido ese "paro social" que hace que cuando bajas a la calle y tienes conversaciones sobre cómic te hablen del TBO o de Hazañas bélicas. No sé si se trata de recuperar algo que se ha dormido, pero ese boom estaría muy bien que llegara. Yo soy muy positivo. Se han dado una serie de elementos desde diferentes ámbitos al tiempo que ni organizándolo podrías conseguirlo.
¿Hasta qué punto son determinantes las ayudas de la Generalitat?
Pueden ser un arma de doble filo y generar cierta controversia: quien decide a quien se le da, a quien no. Pero deben existir, son muy importantes. Lo que han venido cobrando hasta ahora los autores de cómics es absolutamente inviable para que haya un boom y una nueva realidad. En el mercado francobelga estamos hablando de un cero más. Aquí necesitamos gente que se pueda dedicar, y por eso, entre otras cosas, las subvenciones son importantes. No puedo hacer un cómic mínimamente potente e interesante y que aporte a la sociedad cobrando según qué.
Entiendo que ésta es una de las razones por las que en este llamado boom del cómic en catalán, por el momento, hay pocos autores catalanes.
Por supuesto, porque para una editorial es mucho más barato costear una traducción y unos derechos de autor, nunca será equivalente a pagar la producción de una obra desde cero.
¿Cómo se enfrenta a este reto Comanegra?
Pretendemos romper esta dicotomía de muertos de hambre. No sólo vamos a comprar cosa de fuera, que es lo más rápido para poder poner en marcha, sino que ya estamos trabajando varias cosas con autoría catalana. Empecemos poco a poco. Será un tanto por ciento de obra de autores catalanes más bajo de lo que quisiéramos, pero esperamos que entre todos la bola se vaya haciendo mayor. Porque estamos cubriendo una necesidad que entronca con el nivel cultural de este país. Tienen que apretar las administraciones, las iniciativas privadas y las editoriales. Yo he dicho a la gente de Males Herbes: "Esto es muy potente, pero lo veo más para vosotros". Para que a alguien le vaya muy bien tiene que haber una realidad que no está, y para que esto ocurra todo el mundo debe tirar de la cuerda. Si no lo hacemos así, no habrá ningún boom que valga.
¿Qué hándicaps debe enfrentar la edición de cómic en catalán respecto al castellano?
"El lector de cómic es eminentemente lector de cómic y prioriza la novedad, aunque salga en español"
Aquí hay un problema muy grande: el lector de cómic es eminentemente lector de cómic y prioriza la novedad, aunque salga en español. Esto nos obliga a publicar al mismo tiempo o antes que en castellano: si no, has palmado. Mandela i el general y Un món d’art brut salieron en Comanegra al tiempo que la edición castellana de Norma Editorial. Incluso creo recordar que la catalana salió un poco antes, porque en Norma conocen cuál es la realidad de aquí.
Pero el primer título de la colección, ‘Transicions’, tuvo que salir en junio y no ahora que se presenta en Comanegra Còmics.
En Francia, cuando una editorial española compra los derechos de autor de un cómic, le obligan a comprar también los derechos en catalán, gallego y euskera, aunque no tengan ningún interés en publicar en estos idiomas. Con Transicions la gente de Andana Gráfica liberó los derechos en catalán pero tuvimos que publicarlo antes del pistoletazo de salida de la colección. En Francia empiezan a ver que hay cierto movimiento en Catalunya y puede que a partir de ahora vendan los derechos por separado: es otro síntoma de que están pasando cosas. Este año, la Editorial Finestres ha publicado en catalán Els ignorants, a pesar de que hace años que existe una edición en castellano. Esto es ser muy valiente, porque además no es un libro pequeño ni barato. Quizás también debemos romper ese mantra que no podemos salir más tarde. Creo que podemos hacerlo cuando hace muchos años que ha salido en castellano. Porque hay otro elemento muy interesante en todo esto: existe una nueva generación muy joven que te está pidiendo cómic en catalán.
Sobre todo manga.
A mí me da igual que sea manga: es cómic. En París dicen tener crisis, pero tienen los números que tienen gracias al manga. Si te paras a pensar, el mercado del manga es tan brutal que todo lo que te puedas imaginar, ellos ya lo han hecho. La gente cree que todo es Dragon Ball, Detective Conan o Naruto. Y no. Te vas a hacer cosas más indies o adultas y te sorprendes. Hace pocos meses se estaba pidiendo que algún sello mayor empezara a traducir manga al catalán (las pequeñas no podríamos asumirlo) y está pasando con la gente adecuada. Ahora que estoy al otro lado, estoy dándole muchas vueltas a cómo podemos absorber en positivo todo esto para que esta bola de nieve se vaya haciendo mayor. Quizá soy un poco naif porque soy muy novato en este mundillo y positivo por naturaleza. Yo sé cómo es este país en el mundo de la prensa y en el de la editorial, y veo cosas raras y competencia, pero en esa pequeña cosa que está pasando he visto todo lo contrario. Y todo el mundo suma: docentes que apuestan por el cómic en las aulas, periodistas especializados, bibliotecas, radios hablando de cómic… comienza a pasar. Despacio, pero empieza a ocurrir.
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