Las otras vidas de cuatro enemigos íntimos

JOSELE SANTIAGO: un emocionante pintor de garabatos sonoros

A Josele Santiago no se le secó la inspiración después de Los Enemigos. Desde 2002, ha publicado cuatro discos: ‘Las golondrinas, etc.’ (2003), ‘Garabatos’ (2006), ‘Loco encontrao’ (2008) y ‘Lecciones de vértigo’ (2011). Santiago ha evolucionado hacia un rock de autor que ha ganado en matices, instrumentación y diversidad estilística. Canciones como ‘Ole Papa’ o ‘Mi prima y sus pinceles’ son tan celebradas como sus éxitos con Los Enemigos.



FINO OYONARTE: del rock agreste  al ruido alternativo

Fino Oyonarte orientó sus pasos hacia el pop alternativo mezclando melodías y capas de ruido con el grupo Clovis. Su devoción por la música alternativa venía de lejos: “Siempre flipé mucho con Sonic Youth y Hüsker Dü”, admite. De hecho, Oyonarte produjo el debut de Los Planetas, ‘Super 8’, en 1994. Actualmente ha puesto en marcha un grupo instrumental, Los Eterno, y en 2012 debutará como editor de libros de música alternativa.

CHEMA PÉREZ: batería de Auserón, Fito y el musical de Queen

Chema ‘Animal’ Pérez entró a formar parte de Los Enemigos en el disco ‘La vida mata’ (1990) sustituyendo a Artemio Pérez. Disuelta la formación y tras una etapa como ‘roadie’ de Pereza, tocó la batería en varios musicales, como ‘We will rock you’ (Queen) o ‘Mamma Mia’ (Abba). Más relacionado con el mundo del rock, Pérez trabajó para Santiago Auserón como batería de Las Malas Lenguas y también acompañó a Fito y Fitipaldis.



MANOLO BENÍTEZ: punk rock y lucha contra el calentamiento

El guitarrista ha continuado con su grupo Freedom, influenciado principalmente por Led Zeppelin. También ha tocado con Raimundo Amador (un colaborador ocasional de Los Enemigos) y Los Porretas. Ahora está involucrado en un proyecto ecológico llamado ‘Es muy bonito vivir esta vida’. Consiste en un videoclip en el que se involucrarán otros artistas con el objetivo de pedir acciones a los gobiernos para luchar contra el calentamiento global.

Reportaje: Los enemigos, la vida no mata