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Ozon se refugia en el sufrimiento del cuerpo

'Mi refugio' es un filme duro sobre el embarazo

GUILLAUME FOURMONT

François Ozon estaba a punto de abandonarlo todo. Tres semanas antes de arrancar en el sur de Francia el rodaje de su última película, Ludivine Sagnier la rubia de Swimming Pool dijo al director francés: 'No puedo hacerlo'. Porque Mi refugio, que se estrena hoy en España, es un filme duro. Una de esas películas que, antes de ofrecer una simple gota de felicidad, hunde al espectador en el pesimismo: Mousse es una joven parisina que, tras sobrevivir a una sobredosis, descubre que está embarazada. Su novio murió. Ella huye, sola, con el recuerdo de un hombre que amaba en el vientre.

Mi refugio es una película que rompe un tabú: la actriz que interpreta a Mousse está embarazada de verdad. Por eso no quiso rodar Sagnier. Isabelle Carré aceptó. 'Me planteé muchas preguntas morales antes de aceptar, porque no era mi cuerpo, sino también el de un niño. Pero mi marido me dijo que todo el mundo podía trabajar hasta el octavo mes, y confié en que mi bebé entendiera que soy actriz', confía Carré en una conversación telefónica desde París.

Isabelle Carré es una actriz acostumbrada a papeles 'felices'. 'Soy una persona equilibrada y bastante quieta. Mousse es todo lo contrario: ella es rock'n'roll, está muy quemada, se encierra y no necesita a los demás. ¿Iba mi bebé a sentir esos sentimientos?', se pregunta. Porque para Mousse, no hay escapatoria. El embarazo no es una manera para ella de salir hacia adelante tras la muerte de Louis (Melvil Poupaud): guarda el niño para terminar de destruirse, 'vive en la negación del embarazo, aunque es una manera de rechazar la muerte de su chico', según Carré. Mousse deja la droga, pero no el alcohol. Como si no creyera en la redención. Ella encarna a la muerte.

Y Paul, el hermano de Louis, es la vida. 'Es una persona tímida, un poco perdida, pero que se convierte poco a poco en un hombre', dice de su personaje Louis-Renan Choisy. Paul es homosexual y también necesita huir 'para encontrarse'. En el camino se instala en una casa del País Vasco francés con Mousse. 'Los dos aprenden a abrirse', explica Choisy. 'Viven una forma de marginalidad, pero de este encuentro improbable nace una historia de amor', añade Carré.

Cuando empezó el rodaje, la actriz estaba de siete meses. Todo el mundo la cuidaba, era un equipo reducido, 'no más de 10 personas, incluido el productor', recuerda. Ella había impuesto sus condiciones: 'Estaba esperando a un niño, mientras que Mousse tiene a una niña. No quería que fuera un documental sobre mi embarazo y era importante que me distinguiera de Mousse'.

Tras el fracaso de Ricky filme maltratado por la crítica e ignorado por los espectadores, Ozon muestra con Mi refugio madurez creativa al abordar el tema de la muerte y de la vida, algo que ya había hecho en 2005 con El tiempo que queda. 'No hablamos sobre la muerte con Ozon; él quería hablar del embarazo y esa es su fuerza. Él es capaz de retratar las emociones humanas, las de verdad', aboga Choisy.

'En el papel, era una historia muy dura. Ozon quiso contar muchas cosas. Para prepararme, quería que viese Todos nos llamamos Alí, de Fassbinder y Todo lo que el cielo permite, de Douglas Sirk', recuerda Carré. Es decir películas sobre el amor, el otro, la diferencia, la tolerancia. Mi refugio es dura, aunque nunca violenta. Es una película apacible.

 

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