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"A Paco de Lucía no le hereda nadie"

Lo dice Sergio Sánchez, futbolista del Málaga fortalecido por el flamenco. Le ayudó a ser mejor persona y a superar una enfermedad de corazón. Hoy, se enfrenta al Madrid en La Rosaleda (20.00 horas)

ALFREDO VARONA

ALFREDO VARONA

Su duelo con Cristiano será uno de los ejes del Málaga-Madrid de esta noche (20.00 horas, La Rosaleda). Pero antes de que Sergio Sánchez (Barcelona, 1986) ingrese en el césped, Público descubrió a un hombre genuino, atado durante toda esa tarde a una guitarra, al flamenco, a su cultura y a su sentimiento. Son las cosas de conocer a los futbolistas entre semana. Se descubren otros perfiles como éste de Sergio Sánchgez, que presume de afición: "Me has pillado tocando flamenco, ensayando un poco con la guitarra", acepta él, un hombre entre dos aguas, el fútbol y el flamenco, "porque es verdad que su música me acompaña en mi día a día. Somos inseparables. El flamenco está vinculado a mi vida, a mis momentos malos y buenos. Me ha hecho ser mejor persona". Nació en Barcelona, pero eso no le aleja de esa pasión, "porque mis padres son de Sevilla y Granada. Mi padre, mi tío, mi abuelo..., el flamenco lo tenemos en la sangre, la afición por la guitarra, la fortuna de conocerla, de tenerla y de saber cómo utilizarla".

La conversación se aleja del fútbol hasta el punto de que Sergio Sánchez la interrumpe para demostrar su habilidad con la guitarra. No hay duda y, es más, el sonido podría parecerse al de Paco de Lucía, pero el futbolista no consiente esa comparación, porque "a Paco de Lucía no le hereda nadie". Sin embargo, Paco de Lucía fue ese hombre que dijo cosas como "necesito saber que en cada disco me estoy jugando la vida", que, de alguna manera, se plasman en la biografía de Sergio Sánchez. Un futbolista que hace tres años jugó a todo o nada. Entonces le diagnosticaron una enfermedad de corazón. Tenía 24 años y la obligación de dejar el fútbol. La desgracia se redujo porque el Sevilla, el club en el que jugaba, le ofreció un trabajo para toda la vida. Pero Sergio decidió operarse y hasta jugarse la vida "por amor al fútbol", en contra de la voluntad de su familia que le decía que no se operase, "que no merecía la pena. Ellos pensaban en el hijo, no en el profesional del fútbol. Pero en ese sentido yo fui egoísta. Había llorado mucho. Quería hacer lo que realmente quería". 'Orobroy' de David Dorantes

La guitarra le ayudó mucho en esa época. "Siempre asociaré el momento en el que me confirmaron la enfermedad con 'Orobroy' de David Dorantes. Fue lo primero que escuché cuando entré en el coche. Y como siempre me ha pasado con el flamenco me transmitió lo que necesitaba en ese momento. Porque el flamenco es así. Expresa lo que es la vida. Te acompaña en el sentimiento sea de alegría o de tristeza. Es un motivo más para vivir". Nada de eso significa que Sergio Sánchez sea un tipo triste o escéptico. "Al contrario", matiza. "Creo que soy divertido. Pero lo que ya no sé es si soy buena persona o no. No me haga esa pregunta a mí". Su respuesta obedece al recordarle aquel 30 de diciembre en el que le dieron la noticia de su enfermedad y, sin embargo, el 31, la noche de fin de año, la pasó con su familia y no les dijo nada. "Pero eso es de un hombre coherente, no de una buena persona", rebate. "Decirlo en ese momento no iba a cambiar nada. Sólo iba a chafar la Nochevieja a mi familia y yo no nací para amargarles la vida. Se merecían ser felices en esas fiestas y no procedía. Yo no soy así ni quiero ser así".

Sus dedos, como si volviesen a ser los de Paco de Lucía, vuelven a acercarse a las cuerdas de su guitarra. La conversación viaja entre esos dos mundos, en los que el fútbol actúa, si acaso, como un reflejo del flamenco, capaz de sacar frases del futbolista que merece la pena no olvidar: "Tu mente siempre te recuerda lo malo, lo difícil, lo negativo. Recuerdale tú a ella tu grandeza, tu inmensidad, tu pasión, tú fortaleza". Así que Cristiano ya sabe a la clase de futbolista que tendrá enfrente en el Málaga-Madrid de esta noche. Un hombre acostumbrado a jugarse la vida, incluso en una operación a corazón abierto de la que salió claramente vencedor. Volvió y, además, volvió para ser mejor. Quizá porque el futbolista es un reflejo del guitarrista. "Para tocar bien hay que pasar muchas horas encerrado comiéndote el coco", lo decía, por ejemplo, Paco de Lucía...

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