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Palabras que desafían al dolor

Juan Gelman emociona en Barcelona con algunos de sus mejores poemas

LÍDIA PENELO

Hay pocos poetas capaces de llenar la platea de un teatro y Juan Gelman (Buenos Aires, 1930) es uno de ellos. Lo confirmó ayer en el Teatre Romea de Barcelona donde ofreció un recital en el marco del Festival Barcelona Poesía.

Los aplausos de bienvenida de las más de 300 personas que acudieron para escucharle se intensificaron cuando el abuelo poeta como lo llamaban Galeano y Benedetti apareció en el escenario. Gelman explicó que el título de su último poemario, El emperrado corazón amora, sale del libro Cólera de buey, que ve cierta vinculación entre ambos y que por ello decidió ofrecer un recital con poemas escritos en los últimos 40 años.

Atacó a 'esa señora tan fugitiva llamada poesía' con su conocido Himno de la victoria en ciertas circunstancias. Algunos de sus versos arrancaron carcajadas al público (para ser concretos lo consiguió con 'los obispos no obispan, los funcionarios no funcionan') y el protocolo de no aplaudir entre poema y poema se rompió cuando terminó de leer algunos poemas de Carta abierta.

Desde que fue comunista y perteneció al grupo poético Pan Duro, Gelman sostiene que el poeta debe comprometerse con el cambio del mundo. Militante incansable, el dolor que sufrió tras perder a su hijo y a su nuera durante la dictadura argentina lo ha trasladado a la poesía. Por ello, después de cantar al llanto y al sufrimiento, habló de amor. '¡Maestro!', espetó una de las asistentes. 'No se preocupe que voy a seguir', respondió con un deje de 'triste alegría' el que mereció el Premio Cervantes en 2007.

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