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Peter Brook indaga en los desórdenes del cerebro

ALFONSO ÁLVAREZ-DARDET

La mente es un misterio. Aunque cada vez se sabe más sobre ese extraño órgano con cierta semejanza a una nuez llamado cerebro, son más los enigmas que las certezas. Para comprender su funcionamiento, cada año, cientos de miles de jóvenes de todo el mundo se matriculan en carreras universitarias como neurología, psiquiatría o psicología con una misión: dar respuesta al  por qué del comportamiento humano. Pero hay otra forma de llegar a ese conocimiento, bien lo sabe el director y guionista Peter Brook, cuya exploración de los entresijos del pensamiento le ha llevado a un proceso de investigación sobre el escenario de cuyo trabajo ha salido El valle del asombro, que se representa en los teatros del Canal (Madrid) del 23 al 26 de octubre, en el marco del festival de Otoño a Primavera.

Un individuo de mediana edad (Marcelo Magni) entra en escena a lo que parece la consulta de un doctor. Tiene problemas para moverse, anda medio cojo y las articulaciones de las manos están agarrotadas. Dos médicos (Kathryn Hunter y Jared McNeill) lo reciben y le ayudan a sentarse. Una vez cómodo en la silla, el hombre les explica que tiene problemas para desplazar los miembros de su cuerpo. Solo cuando los visualiza es capaz de enviar la orden a su cerebro y estos de responder, de manera que únicamente puede dar vida a los dedos de su mano si los mira detenidamente, asegura mientras hace una demostración. Los médicos se quedan perplejos, es un capricho de la mente que los tiene intrigados.

El hombre se levanta, y para recrear el mecanismo que usa para andar reproduce la situación. Mira el pie derecho, desplaza el pie derecho, hace lo mismo con el izquierdo y este se mueve. De repente, todos los músculos de su cuerpo se paralizan y cae fulminando al suelo. ¿Qué ha pasado? ¿Acaso no tenía la mirada fija en sus extremidades? Los médicos, atónitos, corren en su auxilio ¿Está usted bien? Preguntan. No se preocupen, responde el paciente que explica que se ha dejado caer para simular lo que le ocurrió la pasada noche en su casa. Estaba andando por el salón cuando de repente, la luz se fue, y todo quedó a oscuras. Al no ver nada no pudo mantenerse en pie y se desplomó.

Esta es una de las historias que aborda la obra, todas reales. En ella se habla de algunos de los desórdenes del cerebro más extraños, como son el caso de la sinestesia y el memorismo. En el primero, el individuo que padece esta extraña anomalía es capaz de asociar sonidos o sabores con colores. Un ejemplo sería relacionar el número 9 con el color verde o que al pasar la mano por una superficie suave esta nos haga sentir el sabor dulce.

Cuando la función se representó en ciudades como París, donde se hizo el estreno absoluto el pasado 29 de abril, en el Théâtre des Bouffes Du Nord, Londres o Nueva York, recuerda Kathryn Hunter, 'nos hemos encontrado con que el público se preguntaba si tiene sinestesia, o algo parecido a la sinestesia. Cuando la gente ve la obra se siente identificada y piensa: cuando escucho música veo a veces colores o formas,  y se cuestionan si esta experiencia ocurrió o no. Es muy interesante'.

La actriz interpreta a una persona que tiene memorismo: es capaz de recordarlo todo, sin fisuras. 'Mi personaje tiene una memoria prodigiosa, todo el mundo piensa que es increíble poseer esa facultad. Se preguntan cómo nos acordamos de las cosas, cómo somos capaces de recordar cuando éramos bebes o cuando teníamos dos años. Y, al final de la obra, aparece la cuestión de cómo olvidar. La gente se detiene y piensa: pero, mi problema es cómo retener cosas. Y descubrimos que la facultad de olvidar es muy importante'.

Todas las historias que se cuentan en la función están documentadas y son reales. El personaje que interpreta Hunter está muerto en la vida real, y es un hombre, pero Peter Brook pensó que podría tener más peso si lo interpretaba una mujer. En concreto, los relatos relacionados con este personaje están sacados de las sesiones de un neuropsicólogo ruso llamado Aleksandr Lúriya (Kazán, 1902- Moscú, 1977) y que recogió en un libro llamado Pequeño libro de una gran memoria. La mente de un mnemonista.

En general, Peter Brook, de 89 años,  se inspiró en las experiencias del neurólogo británico Olivier Sacks, y  de su libro El hombre que confundió a su mujer con un sombrero. Este médico está acostumbrado a relatar sus casos de una forma poco clínica, mas bien literaria. A su vez, es un gran de admirador de Lúriya, de quien sacó la idea de relatar sus sesiones. Se hizo famoso por su texto Despertares, que incluía relatos de sus pacientes, una de sus historias fue llevada al cine con el mismo título del libro. El largometraje está interpretado por Robert de Niro y Robin Williams.

Brook: 'Un hombre camina por este espacio vacío mientras otro le observa, y esto es todo lo que se necesita para realizar un acto teatral'El tándem Brook - Marie-Hélène Estienne, una colaboración que dura ya 40 años, vuelve a Madrid con esta obra, sobretitulada del inglés, y que usa una escenografía que da total protagonismo a los actores: una mesa y una silla.  El autor y director es defensor de lo que denomina el espacio vacío, una forma de entender el teatro que le ha llevado a escribir varios libros. 'Un hombre camina por este espacio vacío mientras otro le observa, y esto es todo lo que se necesita para realizar un acto teatral', explica el director inglés. En el momento de escribir este texto todas las entradas estaban agotadas, así que si no sabías de la llegada de este montaje a Madrid y se te despiertan las ganas, lamentamos decirte que no podrá ser.  No hay asientos libres desde hace varias semanas.

Brook, nació en Londres en 1925, con 22 años dirigió la Royal Shakespeare Company. A lo largo de su reconocida trayectoria ha dirigido hasta 70 obras en Londres, París y Nueva York. Su trabajo en la Royal Shakespeare Company incluye producciones como Love's Labour's Lost (1946), Measure for Measure (1950), Titus Andronicus (1955), King Lear (1962), Marat/Sade (1964), US (1966), A Midsummer Night's Dream (1970) y Antonio y Cleopatra (1978).

En 1971 fundó el Centro Internacional para la Investigación Teatral en París y, tres años más tarde, estableció su base permanente en el Théâtre des Bouffes du Nord, donde ha dirigido obras como Timon of Athens, The IK, Conference of the Birds, The Mahabbharata, The Tempest, Tierno Bokar, The Grand Inquisitor, Sizwe Banzi est Mort, Fragments, Warum Warum, Love is my Sin, 11 and 12, Une Flûte Enchantée y The Suit.

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