Este artículo se publicó hace 13 años.
Philip Roth se lleva el Man Booker International y un buen rapapolvo
Uno de los tres miembros del jurado afirma que el novelista norteamericano está totalmente sobrevalorado
Philip Roth aparece habitualmente reflejado en las crónicas como un “gigante de las letras americanas” y un eterno aspirante al Premio Nobel.
Desde ayer hay que unirle otros dos elementos. Es el último vencedor del premio Man Booker International y también es el escritor que ha recibido el mayor desprecio posible a manos de uno de los miembros del mismo jurado que le ha premiado.
En primer lugar, los elogios. El presidente del jurado anunció la concesión del premio y destacó que lo más extraordinario de la carrera de Roth, de 78 años, es que ha desafiado al tiempo y la edad sin perder ni un gramo de su genio artístico al envejecer.
“Cuando tenía más de 50 o 60 años, cuando la mayoría de los novelistas entran en el declive, escribió una serie de novelas de la mayor calidad”, dijo Rich Gekoski, presidente del jurado. “De hecho, su obra más reciente, Némesis (de 2010) es tan fresca, memorable y llena de sentimiento como cualquier cosa que haya escrito. Es un logro extraordinario”.
A diferencia del Man Booker británico, la edición internacional se concede a toda una obra, y no a una novela concreta. No se reciben candidaturas.
El jurado eligió una primera lista de 13 nombres. Roth se impuso en el veredicto final a autores como Juan Goytisolo, John Le Carré (que ya anunció que no quería recibir la distinción), Philip Pullman, Anne Tyler o Amin Maalouf.
La inclusión de Roth en esa lista previa ya le supuso un susto de muerte a uno de los miembros del jurado, la autora y editora Carmen Callil. Cuando comprobó que los otros dos jurados estaban decididos a premiar al escritor norteamericano, decidió dimitir dos días después de que empezaran las deliberaciones.
Para Callil, no es que haya otros autores que se merezcan más el premio. Lo que ocurre es que no soporta a Roth y cree que su fama es inmerecida, porque “sigue y sigue con los mismos temas en todos y cada uno de sus libros”.
Y en una frase que podría pasar a los anales de la crítica literaria en su versión más brutal, dice: “Es como si se sentara sobre mi cara y no me dejara respirar”.
Gekoski, por el contrario, no tiene dudas. “Dígame otro autor que haya escrito sendas obras maestras separadas por 50 años”.
Roth agradeció el premio con el deseo de que le ponga en contacto con nuevos lectores: “Uno de los placeres que he tenido como escritor es haber sido leído internacionalmente a pesar de todos los dolores de cabeza que suponen las traducciones”.
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