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El pianista virtuoso que se volvió adicto a Facebook

Michael Nyman gira por España con David McAlmont, al que conoció en Internet

JESÚS MIGUEL MARCOS

Porque acaba de mencionar la banda sonora de El piano, que si no uno podría pensar que el que está al otro lado del teléfono es Noel Gallagher, y no el exquisito y virtuoso pianista Michael Nyman. 'No ven más allá de los estúpidos estribillos. Lo malo es que son los que deciden qué jodida clase de música hay que poner'.

Nyman está enfadado, y mucho, con las radios de su país, BBC incluida. Acaba de publicar The glare, un disco en el que el cantante David McAlmont pone voz a algunas de sus piezas más conocidas, llevándolas muy cerca de la frontera con la música pop, pero no lo suficiente como para convencer a los directores de las emisoras británicas. 'Es irónico que las radios no pinchen este disco y sí pongan la banda sonora de El piano, que es la cosa más clásica que he hecho', responde el músico, que hoy presenta The glare en Madrid (Circo Price) y mañana lo hará en Barcelona (Palau de la Música).

Nyman, enamorado del público español, dice de memorias las dos fechas de sus conciertos en nuestro país (algo poco habitual en los músicos que están de gira). 'En España no ocurriría lo que pasa en Reino Unido', vuelve Nyman a la cuestión de marras, 'porque los oyentes tienen la mente más abierta que los ingleses'. Al poner en duda esta afirmación, Nyman no recula, sino que busca argumentos: 'En España hay personas como Ramón Trecet, que es capaz de ver más allá de las estúpidas categorías del pop'. Era, habría que puntualizar, porque la voz del conocido locutor no surca las ondas desde 2008.

Es más fácil imaginarse a Nyman soltando tacos contra la radio pública de su país que navegando en Facebook durante horas. 'Soy adicto. Allí encontré a David McAlmont y le invité a ser mi amigo. Quedamos para comer, hablamos de proyectos y el resultado es el álbum que tienes en las manos', confiesa Nyman.

La idea era muy sencilla. Nyman eligió una serie de piezas de su repertorio, McAlmont preparó unas líneas vocales, se encerraron en un estudio de grabación y dos días después salían con el disco hecho. 'Creo que la principal decisión compositiva que tomé en este disco fue no componer', reconoce un Nyman que a medida que avanza la conversación va elevando el tono de voz y acelerándose, como si tuviera prisa.

Michael Nyman enreda en Facebook y no rechaza las herramientas tecnológicas, 'pero la tecnología no afecta a lo sustancial de la música, al fondo. Este disco lo hemos grabado en directo en el estudio. Es la experiencia más próxima al rock and roll que he tenido'.

Así como Noel Gallagher atiza a Damon Albarn en cuanto puede, Michael Nyman también tiene un enemigo íntimo: Brian Eno. 'Al final, me alegra que no me pongan en la radio. No soy Brian Eno produciendo otro disco de U2, lleno de estereotipos'. En ese instante, se oye un portazo, una voz de mujer que repite la palabra fuck varias veces en mitad de un griterío y a Nyman, con la voz entrecortada, despidiéndose: 'Me temo que tengo que cortar'. Y cortó.

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