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Rauschenberg halla la conciencia en el desguace

El Guggenheim expone las obras que el artista creó ante los excesos del mundo

GUILLERMO MALAINA

El Museo Guggenheim de Bilbao expone desde hoy una muestra moldeada con viejas señales de tráfico, ventiladores, bicicletas y otros trastos presos del óxido procedentes de un desguace de Florida (EEUU). Ahora bien, si el visitante sale de la pinacoteca ensimismado por una reflexión sobre el valor de todos esos objetos, colmará con creces el deseo de Robert Rauschenberg (Texas, 1925- Florida, 2008).

La pinacoteca de Bilbao ofrece a este artista un homenaje póstumo con la exposición Robert Rauschenberg: Gluts, abierta hasta el 12 de septiembre y formada con la última serie de esculturas que creó en su dilatada trayectoria de casi 60 años.

Este polifacético artista tuvo un influyente papel en la transición entre el expresionismo abstracto estadounidense y el pop art. Fue así una especie de bisagra entre las viejas y las generaciones venideras, atraídas por el desparpajo creativo de gentes como el propio Rauschenberg, Andy Warhol o David Hockney.

Rauschenberg vivía además casi obsesionado con crear nuevas obras con técnicas diversas y distintos materiales, incluso aquellos que parecían condenados al desecho en los desguaces. 'Me atraen los objetos abandonados, por eso trato de rescatarlos cada vez que me es posible', explicó en numerosas ocasiones.

Sea como fuere, sin esa peculiar visión del arte, hoy no existiría esta exposición en el Museo Guggenheim. La inspiración para crear los 60 trabajos de esta muestra le llegó en los años ochenta, en un viaje a su Texas natal. A este artista, hijo de un trabajador de las plantas petrolíferas y con sangre alemana y cherokee, le impresionó cómo agonizaba su territorio a causa de la recesión económica ocasionada por un excedente de petróleo.

No comprendía cómo un 'exceso' de producción, un glut, podía provocar tal crisis y dejar en Texas un paisaje desolado con gasolineras cerradas y barriles oxidados. Al volver a Florida, fue a un desguace, cogió cuantos trastos le llamaron la atención y obró con ellos estas esculturas de metal. Parió los gluts. Cuando en 1986 los presentó por primera vez, dijo que su anhelo era abrir los ojos de la gente ante un 'tiempo de excesos. La codicia es desenfrenada'.

Susan Davidson, comisaria de la exposición junto a David White, recuerda que Rauschenberg se caracterizó por moldear su obra según sus pálpitos sobre el mundo: 'Siempre estaba interesado en lo que ocurría en el mundo de la política, la economía y la ecología'.

Esta muestra llega a Bilbao tras su paso por la Peggy Guggenheim Collection de Venecia y el Museum Tinguely de Basilea, pero ampliada con una veintena más de obras gracias al mayor espacio del museo bilbaíno. Los trabajos forman parte del patrimonio del propio artista, así como de instituciones y colecciones privadas de distintos países.

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