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Rayuela, el festival itinerante que apuesta por el teatro independiente frente al negocio

El Centro de Investigaciones Teatrales Atalaya TNT de Sevilla, que dirige el dramaturgo Ricardo Iniesta, acoge estos días un festival-encuentro nómada en el que doce compañías reivindican su modelo, basado en "proyectos" y no en "productos". 

Una escena de Edipo, que la compañía Teatro del Temple de Zaragoza representa en el festival Rayuela.
Una escena de Edipo, que la compañía Teatro del Temple de Zaragoza representa en el festival Rayuela. TNT

El dramaturgo Ricardo Iniesta atiende a Público en medio del fragor del arranque del festival-encuentro de teatro Rayuela, que en su segunda edición recala en Sevilla, en el centro de investigación teatral Atalaya/TNT. Rayuela nació durante la obligada y dramática pausa de la pandemia de la inquietud de Iniesta, que dirige TNT, y otros compinches por reivindicar el teatro independiente, el teatro de las compañías, frente al negocio.

"Nos dábamos cuenta –dice Iniesta en conversación con Público– de que habíamos perdido la idea de los equipos estables, que tanto proliferaron a partir de los 70, primero con el teatro independiente y luego como compañía hasta finales de siglo".

"Lo que se está poniendo más en boga –añade Iniesta– son las productoras teatrales: un empresario que a veces no tienen vínculos con el teatro, al que lo que le importa es el business, el negocio, que tira de actores y actrices televisivos y con eso van copando las carteleras de todo el país".

El fenómeno empezó en Madrid y poco a poco se ha extendido por todo el país. Los cómicos, los teatreros empezaron a pensar y a buscar soluciones, a compartir. Así se han encontrado doce compañías, veteranas y estables, todas ellas han cumplido más de 25 años de vida, que son las que participan en el festival-encuentro.

"Antes, en alguna feria íbamos quedando para poner en común cuestiones, pero el confinamiento nos hizo muy fuertes. Todos los miércoles nos veíamos por el zoom. Esto es algo que no nos podíamos imaginar hace años, en el confinamiento, que fue muy duro, estábamos deseando días antes encontrarnos: esas reuniones nos mantenían con el músculo".

A Iniesta, la política, entendida como una posibilidad de mejorar el bienestar de todos, le corre, además del teatro por las venas. Así, desliza que todo pudo arrancar de manera "casi precipitada", entre otras cosas, "gracias a este gobierno que ha hecho que los teatros hayan estado cerrados menos tiempos que en cualquier otro país". Con la ayuda del ministerio de Cultura, del Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la Música, Rayuela arrancó en Zaragoza el año pasado. Este ha seguido en Sevilla y el próximo será en Palma. Un festival nómada.

Además de ocho espectáculos –con precios entre los 10 y los 14 euros en función de las circunstancias de cada uno–, en cinco días de programación, habrá foros, debates y talleres.

Uno de ellos versa precisamente sobre modelos de negocio y parte de la premisa de que la palabra mercado es para el sector escénico "incómoda, cargada de connotaciones poco positivas". La idea es que no hablar de ello no resuelve nada, así que lo que Rayuela propone es un diálogo a partir de dos modelos: el de la compañía que "genera proyectos con equipos estables" y el modelo de productora, cuya idea es el "producto".

Mismas pasiones

Iniesta reflexiona que el nombre del festival, Rayuela, supone una metáfora de las compañías, cada una "en su autonomía", en su cuadradito. "Tiene además ese componente poético y de homenaje" a Julio Cortázar, añade el dramaturgo.

Entre las obras que se ofrecen al público, "hay de todos los palos", afirma Iniesta. Siglo de oro, siglo XIX, siglo XX y autores actuales. "Tenemos para todos los gustos", dice Iniesta. Y también la gran tragedia griega ¿2.500 años después, por qué el mito de Edipo sigue de plena actualidad? "Es imprescindible hoy en día el teatro griego. Las grandes pasiones humanas no han cambiado, son las mismas, lo que ha cambiado nuestras maneras de comunicarnos", reflexiona Iniesta.

El dramaturgo deja una última reflexión, política esta, un mensaje a la izquierda española para que no tire por la borda tantos esfuerzos de estos años: "La unidad a muerte. Si no, vamos a gobierno de la extrema derecha. Espero que Pablo Iglesias se le quite un poco el ego, dé un paso al lado, yo también tengo, mucho ego. Hay cosas que no gustan de Yolanda Díaz, pero la unidad en la izquierda tiene que ser".

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