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Resistencia espiritual

EULÀLIA IGLESIAS

De dioses y hombres

Director: Xavier Beauvois
Género: Drama
Reparto: Lambert Wilson, Michael Lonsdale
Duración: 122 minutos 

Un hecho real sirve de inspiración a ‘De dioses y hombres': el asesinato de siete monjes franceses en Argelia durante la guerra civil que ensangrentó el país en los años noventa. Un crimen sin resolver cuya responsabilidad podría atribuirse tanto a los guerrilleros islámicos como a los intereses propagandísticos de las autoridades argelinas. Pero poco le interesa al cineasta francés Xavier Beauvois (1967) aclarar este misterio. A pesar de mantenerse fiel a cierto devenir de los acontecimientos, ‘De dioses y hombres' no se limita a reconstruir dramáticamente un suceso real con la intención de explicar sus interrogantes ni pretende funcionar como hagiografía de unos hombres de fe: el 'martirio' queda convenientemente eludido en el filme.

El cineasta prefiere retratar la cotidianidad de un grupo de religiosos que viven su espiritualidad a través de un cumplimiento estricto del ‘ora et labora', sin dejar de participar en las ceremonias de sus vecinos musulmanes.

Algo tiene ‘De dioses y hombres' de excesiva idealización de esta comunidad franco-católica, penúltimo vestigio de una colonización que sólo se explicita en un momento concreto de la película, presentada como un modelo intachable de convivencia en territorio argelino.

Pero es justo en esta armonía ecuménica, de repente amenazada por los radicalismos y la corrupción política, donde Xavier Beauvois planta la semilla de la duda que atenaza a los protagonistas: ¿deben huir o quedarse y morir? Porque el mérito de ‘De dioses y hombres' se encuentra en reflejar cómo una cuestión tan humana irrumpe en este remanso espiritual. Para ello, el director hace gala de un estilo austero que, como los protagonistas, evita cualquier grandilocuencia o virtuosismo para transmitir una espiritualidad que se expresa a través de los pequeños detalles y del amor a la naturaleza.

El cineasta rompe esta voluntad de transparencia en el momento cumbre de la película, la espléndida secuencia de la última cena de los monjes. Entonces compone una sinfonía de rostros al ritmo de Chaikovski (‘El lago de los cisnes') que recuerda el calvario de Juana de Arco tal y como lo filmó Carl Theodor Dreyer en ‘La pasión de Juana de Arco' (1928): tan religioso y tan humano.

En un monasterio aislado en las montañas argelinas del Atlas, una pequeña comunidad de monjes vive el día a día de acuerdo con la regla de San Benito y en armonía con los musulmanes del lugar. Pero el enfrentamiento entre islamistas radicales y el ejército siembra la violencia. Los frailes deben decidir si abandonar el sitio o quedarse.  

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