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Ruinas para una nueva utopía

Roberto Jacoby, el polifacético artista argentino aterriza en el Reina Sofía de Madrid con una exposición reflexiva de toda su carrera

JESÚS MIGUEL MARCOS

Se le puede llamar artista, aunque a él le disguste, o se le puede llamar activista político, manipulador social, crítico contracultural, escapista de lo convencional o simplemente rockero. 'Tengo la costumbre de ponerme a hacer cosas que ignoro, para las que no estoy preparado. Así surgió lo de hacer canciones para el grupo Virus'. Se le puede llamar también Roberto Jacoby (Buenos Aires, 1944), protagonista de El deseo nace del derrumbe, una abigarrada y heterodoxa retrospectiva que se inauguró ayer en el Museo Reina Sofía de Madrid.

Desde la década de los sesenta, Jacoby es uno de los artistas más representativos del conceptualismo en Latinoamérica. Formó parte de la reverenciada e influyente Generación Di Tella, donde exploró los mecanismos de control y manipulación de la realidad de los medios de comunicación de masas. Más tarde, se convirtió en letrista de Virus, una de las bandas más importantes del rock argentino en los ochenta. 'Jacoby juega a cambiar la percepción de la sociedad. Su activismo político fue muy intenso en la época de la dictadura argentina y su interés siempre estuvo centrado en las relaciones humanas', dijo ayer el director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, que presentó la muestra junto al artista y la comisaria Ana Longoni.

Jacoby: 'Tengo la costumbre de hacer cosas que ignoro'

Jacoby desafía la obra tradicional con un discurso intensamente político, escapándose del objeto y recuperando la idea de utopía, aunque sea para construirla entre unos pocos. Su obra es acción, ocurre, por lo que es esencial recuperarla desde su particular contexto histórico. Y de ahí la dificultad para presentarla en un museo, espacios de los que Jacoby ha huido durante toda su carrera.

En un primer momento, el artista planteó instalarse junto a otros nueve artistas en el mismo museo y trabajar de cara al público. 'Manolo [Borja-Villel] fue mucho más allá y dijo que nada de diez días, que tres meses. Nos ofreció hasta la ducha de su despacho', señaló Jacoby. Finalmente optó por un trabajo más reflexivo, comprometido con lo ideológico y actualizado para no caer en un 'remedo torpe'.

'Juega a cambiar la percepción de la sociedad', dijo Borja-Villel

La exposición se divide en tres partes. La primera incluye la instalación-performance Vivir aquí, en la que el artista traslada algunos objetos de su vivienda, y 1968 el culo te abrocho, compuesta por 28 impresiones digitales en las que el artista juega a desmitificar el mayo del 68.

La segunda parte acoge la performance Darkroom, 'donde el artista explora una fantasmal forma de vida en el límite de la invisibilidad', dijo Ana Longoni, y el documental de ficción La Castidad. Por último, se ha creado un archivo con escritos, fotos, vídeos y canciones de Jacoby, así como una colección de objetos utilizados en sus obras, bajo el título de Gabinete de curiosidades.

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