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“La salud de la democracia
se mide por la tolerancia del
poder hacia la parodia”

Juanma Bajo Ulloa fabula con un hijo gitano de Juan Carlos I en ‘Rey Gitano’, su visión “subjetiva del actual disparate nacional”.  Karra Elejalde y Manuel Manquiña, que representan ‘las dos Españas’, son los protagonistas de esta comedia gamberra

Imagen de la nueva cinta de Bajo Ulloa

MADRID.- Al rey Juan Carlos le ha salido un hijo gitano. Y aunque éste es de la ficción y no está en la lista de los supuestos bastardos que le han ido apareciendo al monarca en los diarios, ¿quién dice que no podría ser uno de ellos? “La casa real me ha decorado la película”, reconoce Juanma Bajo Ulloa, cineasta gamberro y procaz, que embiste en su nueva comedia –‘Rey Gitano’- contra todo lo que huele a poder y a dinero.

La película, protagonizada por Karra Elejalde y Manuel Manquiña –“los Walter Matthau y Jack Lemmon del cine español”-, le ha costado al cineasta mucho tiempo y esfuerzo, “porque en la actualidad el cine está en manos de unos pocos grupos mediáticos que deciden lo que el pueblo español debe o no debe ver. Evidentemente una película donde el poder no sale bien parado, no está entre sus prioridades”.

Con Arturo Vallas, María León, Charo López, Santiago Segura, Rosa María Sardá, Albert Plá…, la comedia llega once años después del último largometraje que Bajo Ulloa estrenó en el cine, ‘Frágil’. Y con ella repite, en cierto modo, el esquema que empleó en la exitosa ‘Airbag’.

Habrá algunos a los que esta incursión en la vida íntima del rey no les va a parecer una gamberrada sino algo mucho más serio. ¿Qué piensa de un país donde aún hay quienes sacralizan así la monarquía?

‘Rey Gitano’ es una gamberrada enmarcada en el contexto de la España de hoy, con sus referencias no disimuladas. Pero no es un documental, es mi visión subjetiva del actual disparate nacional. No hacemos un juicio de valor acerca de instituciones o personas reales, si no que transmitimos la idea de que todos tenemos razones para estar decepcionados y disgustados pero que, sea cual sea tu ideología, es mejor reírse que enfadarse.

¿Está preparado para las posibles críticas?

Hay gente que se escandaliza, ofende y molesta con enorme facilidad, algunos incluso, como ocurre con los psicópatas, confunden la ficción con la realidad. Pero sí, sé bien dónde vivo. Una imagen fiel de este país es la de alguien con las manos en los bolsillos criticando a otro que hace algo, sea lo que sea, eso también es España.

A pesar de que habrá quien le critique, ¿cree que es síntoma de buena salud para una sociedad que por fin podamos reírnos de todo esto?

Cuando en ‘Airbag’ se apostó por introducir el humor localista, con bromas regionales, un personaje con un acusado acento gallego o un lehendakari negro, hubo quien se preocupó mucho, pero pronto se demostró que la gente de la calle era tolerante, desacomplejada y con más ganas de cachondeo que de otra cosa. Suele ser el poder quien más se siente herido en su estatus y su orgullo en estos casos. La manera de comprobar la salud de una democracia es comprobando la tolerancia del poder hacia la crítica o la parodia. Las dictaduras, encubiertas o no, siempre tratan de decirle al ciudadano lo que debe pensar y de qué puede o no reírse.

Presentación de la cinta 'Rey Gitano', con algunos de sus protagonistas.

Presentación de la cinta 'Rey Gitano', con algunos de sus protagonistas.

Con ‘Rey Gitano’ ha decidido cargarse a todos los representantes del poder posibles, desde la monarquía, pasando por los ministros, los financieros, ciertos europeos… ¿la comedia es una buena herramienta de denuncia?

El humor es como la respiración o el perdón, una muy poderosa herramienta de bienestar del ser humano. Y la comedia puede por tanto servir de auténtica terapia colectiva o privada. Provocar además la reflexión en el ciudadano es otra razón de ser de la cultura y el arte popular. La ventaja de criticar o denunciar algo, por muy grave que nos parezca, desde el humor y la libertad, es que entramos directamente al corazón de las personas antes que a sus mentes.

Hay unos cuantos tópicos en la película –el del gitano, el vasco, el fascista, la paella…- ¿es saludable reírse de ellos, nos enseña a reírnos de nosotros mismos, a tomarnos menos en serio?

El humor es un síntoma de inteligencia y, la capacidad de reírse de uno mismo, un signo de madurez emocional. Las personas inseguras o intransigentes son especialmente suspicaces a este respecto y se toman a sí mismas muy en serio. Pero no diría que usamos tópicos, puesto que los personajes y situaciones no se desarrollan del modo previsible.

El personaje de Karra Elejalde y el de María León no paran de soltar refranes uno detrás de otro, todos mal dichos, ¿los españoles no paramos de hablar, aunque no sepamos lo que decimos?¿nos haría falta escuchar un poco más?

Este es un país con una enorme riqueza cultural, artística y medioambiental, y en concreto con uno de los idiomas más valiosos e influyentes del mundo. Pero sorprendentemente sus herederos no parecen especialmente interesados en el cuidado de ese legado. El idioma, como otros bienes de uso común, sufre especialmente de la desidia general. Josemari y Dolores, padre e hija, representan a una sociedad en la que importa más la apariencia que el fondo, el ruido que las nueces. Como dices, ambos han oído campanas y no saben dónde. Pero qué más da, pues puede que, en semejante entorno, nadie note sus patadas al diccionario.

Los dos protagonistas representan las dos Españas, ¿estamos condenados a convivir, como usted dice, “con el atraso, la ignorancia, la envidia, el cainismo, la brutalidad”?

La idea de dos Españas se sustenta en una base real, pero a la vez es una simplificación, en ocasiones malintencionada, de un país complejo. ‘Rey Gitano’ juega con ese tópico y sus divertidas consecuencias. La película muestra la imposibilidad de avanzar sin aceptar al otro. Los grandes males del país nos acompañan al menos desde el Siglo de Oro, como bien han dejado documentado los gigantes de esa época, pero está en nuestra mano asumirlos con necia resignación o tomar conciencia de nuestra capacidad de cambiar aquello que nos daña.

“En un país en la ruina, con un gobierno bajo sospecha y una monarquía en horas bajas, parecía que nos encontrábamos al borde del precipicio…”, dice el dossier de la película. ¿Cómo cree usted que nos encontramos realmente?

Se trata de un instante histórico, todo lo que se daba como válido e indiscutible se pone ahora en duda. Nuevas ideas surgen y el ciudadano tiene la oportunidad de tomar partido, responsabilizarse de su presente y su futuro. Los usos y costumbres y la tradición se convierten en yugos, hábitos cuestionables que invitan al cambio. Es un hermoso momento. Y, efectivamente, el paso en falso puede llevarnos al fondo del abismo.

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