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Tavernier practica el 'ménage à trois'

C. P.

¡Por fin! Aquel que creyera que podría pasarse todo el festival sin ver una película francesa sobre un triángulo amoroso, estaba equivocado. El ménage à trois (no consumado) apareció a traición, en el momento más inesperado: a las 8.30 de la mañana, en una película de Bertrand Tavernier (La princesse de Montpensier) sobre la guerra entre hugonotes y católicos en el siglo XVI.

Se supone que es un drama, aunque de entrada huele a comedia (involuntaria) de espadachines. Tampoco resulta verosímil su recreación histórica (parece que los actores van disfrazados de época). Pero en cuanto Tavernier se olvida de las batallitas y se pone en plan folletinesco, la cosa se anima.

Chica (la princesa del título) se enamora de chico. Pero su padre le obliga a casarse con otro señor. Para que no quede ninguna duda de que aquello es un pacto de conveniencia entre dos clanes poderosos, la noche de bodas la pareja se ve obligada a hacer el amor delante de unas 45 personas, incluidos padres, madres, tíos, amigos, el servicio y gente que pasaba por allí (sólo les falta poner una grada y cobrar entrada).

Pero, ¡ay!, la princesa está triste, ¿qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan por su boca de fresa. La criatura se resiste a aceptar su situación y no renuncia a su primer amor. Para colmo, su tutor y el duque de Anjou también andan detrás de ella, con lo que el triángulo se convierte en pentágono, un prodigio sólo al alcance de un director francés. La cosa, como se pueden imaginar, acaba como el rosario de la aurora. 'Tenía ganas de defender y entender a la protagonista. Me horroriza el modo en el que trataban a las mujeres entonces', contó Tavernier, que ha adaptado un libro del siglo XVII de madame Lafayette.

Veredicto: un culebrón sentimental entretenido, aunque no se acaba de entender bien qué pinta compitiendo aquí.

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