Este artículo se publicó hace 14 años.
"Hacemos un teatro de sangre y heces"
La compañía andaluza La Zaranda recibe el Premio Nacional de Teatro
Empezó su camino hace 33 años y aún sigue en la brecha. Con propuestas poéticas, al margen del teatro comercial, pero siempre fijándose en la realidad, en la vida cotidiana y en los humores del ser humano.
Paco Sánchez, Eusebio Calonge, Enrique Bustos y Gaspar Campuzano, La Zaranda, comenzaron en Andalucía y de allí saltaron al mundo, a una Latinoamérica que les abrió las puertas que les cerró España. Ayer, el Ministerio de Cultura se rindió a sus méritos y les concedió el Nacional de Teatro. "Es un premio a la continuidad, porque aunque hayan cambiado las épocas y las modas, nosotros no lo hemos hecho nunca. Seguimos haciendo un teatro esencial y sin etiquetaos", señaló a este periódico Eusebio Calonge, autor de los textos de la compañía.
En sus inicios tomaron muchas ropas prestadas: la pintura de Velázquez, Goya, Zurbarán y Solana, la imaginería y los versos de poetas como el ruso Osip Mandelshtam. "Nos influenció un arte hecho de sangre y heces. Es es el carácter de nuestro teatro", apuntó Calonge. Visceral y donde el sentimiento tiene su máxima presencia. "Lo que hemos querido siempre es expresar lo que somos y lo que sentimos", añadió Paco Sánchez.
Con obras como Maríameneo, Maríameneo (1985), Obra póstuma (1995) o las más recientes Los que ríen los últimos (2006) y Futuros difuntos (2008) han demostrado que su interés es que el teatro muestre la esencialidad del hombre, lo que siempre pervive. "A nosotros nos interesa la realidad, pero no la actualidad. Lo actual es perentorio y eso le interesa al periodismo, pero no al arte", aseguró Calonge, a quien no le da miedo nuestra vida actual, en la todo parece ir demasiado deprisa: "Siempre hay una constante en el hombre. Seguimos sintiendo el amor, el miedo a la muerte... Y de eso es de lo que hablamos", afirmó.
De ahí que rechacen el calificativo de culto para su teatro. "Si dices que haces un teatro culto, la gente puede pensar que es un teatro soporífero o que sólo lo entiende alguien que tiene siete carreras. Pero nuestro lenguaje es sencillo", aclaró Calonge.
El arte de comunicarEn el teatro de La Zaranda hay también un cierto halo religioso, pero en el sentido más profano, el de la comunicación. "La religión viene de religar y eso significa unión. Sin lo religioso, el teatro no es nada, ya que el teatro es arte y el arte es comunicar y unir", sostiene Sánchez. A pesar de que sea a través del silencio: "Cuando se produce en el patio de butacas, uno se siente grande", admitió este actor.
Por eso, también creen que hay mucho teatro que en realidad "es cacharrería", como dice Sánchez. "Siempre ha existido, pero nosotros estamos al margen. Es para otro tipo de espectador. Lo peor es cuando lo camuflan de otra cosa e intentan aprovecharse de la taquilla. Pero eso ya es negocio", apuntó Calonge.
Lo suyo nunca fue apuntarse a la moda del bolsillo lleno y tuvieron que exiliarse a América. Allí supieron que el teatro podía ser útil y no sólo un lenguaje para hacer taquilla. Se les abrieron unas puertas, que cada vez se encuentran más en España. "Pero, a pesar del premio, seguiremos hablando de lo que somos. No vamos a cambiar", advirtió Sánchez. Seguirán haciendo camino.
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