Este artículo se publicó hace 14 años.
El Thyssen retira un cuadro de la Tate reclamado por venta irregular
El museo madrileño pide la devolución por «cuestiones técnicas» de Idas y venidas, Martinica' a la institución británica, a la que se lo cedió para una exposición
El museo Tate Modern de Londres retiró ayer el lienzo Idas y venidas, Martinica de la exposición de obras de Paul Gauguin a petición de la propietaria del cuadro, Carmen Cervera y el museo Thyssen-Bornemisza. El paisaje de Martinica, pintado en el año 1887 por Gauguin, es reclamado por el ciudadano luso-francés George Tomaszewski en nombre de un grupo de familiares, herederos de la obra, aduciendo que la pintura fue vendida de forma irregular en 1981 al barón Thyssen. Según Tomaszewski, Jean Palffy, uno de los seis primos herederos del cuadro, lo sacó de contrabando de Inglaterra para venderlo en Suiza antes de repartir la herencia entre el resto.
El abogado de los reclamantes solicitó hace unos días a la Tate Modern información sobre la obra, tal y como ha informado a este periódico. La pieza colgaba hasta ayer en sus salas como parte de la exposición Gauguin: Forjador del mito, que se clausura en un mes en la capital británica. A raíz de la petición, el museo londinense contactó con el museo madrileño, que había cedido la obra en régimen de préstamo para la muestra, y este último optó por pedir ayer la devolución del cuadro.
Uno de los herederos sacó de Inglaterra la obra de contrabando
Según el acuerdo de préstamo establecido entre las dos instituciones, el prestador, el museo de Madrid, puede exigir la devolución de la obra. Ayer, la Tate Modern emitió un comunicado diciendo que la pintura había sido devuelta al prestador y remitiendo al museo de Madrid para dar las explicaciones pertinentes sobre la retirada. Por su parte, desde el Thyssen-Bornemisza aseguraron ayer a Público que la razón del traslado se debía a "cuestiones técnicas".
Veinte años tras el lienzo"Lo sorprendente de este caso es que el barón Thyssen no supiese que el vendedor [Jean Palffy] no era el propietario legítimo del cuadro; cuesta creer que un comprador de la envergadura del barón Thyssen no pidiese la documentación de la obra", explicó el reclamante, que lleva casi 20 años detrás del lienzo a través de cartas y abogados que nunca han llegado a buen puerto.
El barón compró el óleo en 1981 por cerca de 1,5 millones de dólares
Puede que el barón Thyssen no comprobara que el vendedor era el legítimo propietario, pero sí que pagó una cifra aproximada de 1,5 millones de dólares por este paisaje de Martinica, uno de los paraísos perdidos del artista postimpresionista francés.
Tomaszewski se ha dirigido repetidamente al museo Thyssen-Bornemisza y a los asesores de Carmen Cervera, aunque nunca ha encontrado respuesta alguna. El reclamante supo a través de la prensa que Idas y venidas, Martinica estaba expuesto en la muestra de Gauguin en Londres y optó por indagar a través de abogados cuál es la compañía que figura como propietaria del cuadro.
El cuadro fue propiedad de Gladys Deacon, duquesa de Marlborough, fallecida en 1977 en Inglaterra, lugar donde estaba la obra de arte originalmente. Sus herederos fueron sus seis sobrinos, uno de los cuales era Jean Palffy, fallecido en la década de 1990, y otro de ellos era la madre de George Tomaszewski. Según este último, la legislación suiza permite anular ventas irregulares sin límite de tiempo. Y en este caso, tanto el vendedor como el comprador eran ciudadanos suizos y la transacción tuvo lugar en la zona franca de Ginebra.
Idas y venidas' hoy está valorada entre 30 y 40 millones de euros
Una pieza relevanteSegún el reclamante, una de las mayores dificultades con las que ha tropezado en su larga petición de Idas y venidas es "saber exactamente qué empresa de las varias que tiene Tita Cervera registradas en paraísos fiscales es la propietaria del cuadro en cuestión". La obra pertenece a la colección privada de Tita, cedida al Estado español en estos momentos y negociando la venta o el alquiler por parte de la baronesa.
Belinda Thompson, comisaria de la exposición Gauguin: Forjador de mitos, que se aloja en la Tate Modern hasta el próximo 16 de enero y que tiene previsto viajar posteriormente a Washington, explicaba a Público, con motivo de la inauguración de la muestra, que Idas y venidas es un cuadro relevante en la obra de Gauguin porque marca la transición de su foco de Francia a los trópicos. Los cuadros de Martinica fueron admirados por los hermanos Van Gogh (Vicent y Theo) e Idas y venidas fue vendido a Edgar Degas, lo cual marcó la mayoría de edad de Gauguin como artista independiente".
Tomaszewski: "Es difícil saber qué empresa de Tita es dueña del cuadro"
Edgar Degas (1834-1917) lo tuvo entre sus posesiones hasta su muerte, tras la cual el lienzo fue vendido en la subasta de las propiedades del artista en el Hotel Drouot de París en 1918 a Gladys Deacon. Ha pasado, por lo tanto, por pocas manos a pesar de que la duquesa de Marlborough, una americana casada con un miembro de la familia de rancio abolengo Spencer-Churchill, lo tuvo durante décadas en la caja fuerte de un banco.
Una obra de estas características de Paul Gauguin está valorada hoy entre 30 y 40 millones de euros. Los lienzos de paisajes exóticos del artista francés no salen con frecuencia a la venta. Y cuando lo hacen revalorizan sustancialmente su obra. La obra Maternité fue vendida en Sotheby's de Nueva York en 2004 por un precio de 39,2 millones de dólares.
Un cuadro que ha pasado por muy pocas manos1887 El origen
Gauguin pinta ‘Idas y venidas' en Martinica. Es depositado por los marchantes y galeristas Boussod y Valandon en diciembre de ese mismo año en París.
1891 La primera venta
Se produce una venta de obras de Gauguin en París. El cuadro es adquirido entonces por Edgar Degas, que muere en 1917.
1918 La segunda venta
El óleo es comprado por Gladys Deacon, duquesa de Marlborough, en 1918 en la subasta del hotel Drouot de París de las pertenencias de Edgar Degas.
1977 El punto de inflexión
Muere la duquesa, que tuvo el óleo durante años guardado.
1981 La tercera venta
Jean Palffy, uno de los herederos de Deacon, vende el cuadro al barón Thyssen-Bornemisza.
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