Este artículo se publicó hace 14 años.
La Tierra da una nueva oportunidad al hombre
Enki Bilal reflexiona sobre las sociedades postapocalípticas en 'Animalz'
El mundo ha perdido sentido, ha muerto y sólo quedan unos pocos seres humanos. La naturaleza ha escupido su ira y, en plena edad polar, no parece quedar esperanza... El dibujante francés Enki Bilal (Belgrado, 1951) plantea el decorado, pero no se resigna: el planeta puede darnos otra oportunidad.
El álbum Animalz, editado ahora por Norma, supera la clásica violencia a la que nos había acostumbrado Bilal. Porque el apocalipsis ya pasó y no sirve de nada ser un catastrofista. "No podía ni quería mostrar la catástrofe. Muchos ya lo hicieron. Me interesa cómo el planeta decide recomponerse; le toca decidir si da o no otra oportunidad al ser humano", cuenta el artista a Público en un conversación telefónica desde su taller de París.
"No creo en la ciencia ficción. Todo lo que dibujo es realista"
Animalz arranca con un hombre que nace de las tripas de un delfín, en una tierra "desorientada, devastada", que "ha perdido coherencia". Queda una sola estación: el invierno. Queda un solo color: el blanco de la nieve. Bilal narra la historia como si fuera un western: hay que luchar por la supervivencia, los personajes hablan con sus animales (o son ellos mismos medio animales), los duelos son inevitables. Y no hay héroes.
"No consigo resumir este libro", confiesa, "porque no es una historia clásica. Es más una experiencia, una fábula". Animalz es un cómic que rompe con las maquetas tradicionales de historietas: hay un máximo de cuatro imágenes por página y apenas hay diálogos. Hay varias historias paralelas: un grupo que intenta salvarse, un nihilista a caballo que busca el último duelo, la relación del ser humano con los animales y un planeta a punto de desaparecer (o renacer).
"No pretendo tener un mensaje ecológico. Es un término demasiado politizado. Me refiero más a una idea planetológica: pese a la destrucción causada por el hombre, el planeta, sin rencor, decide dar otra oportunidad". La sociedad es híbrida, pocos seres humanos han sobrevivido sin haber pasado por experimentos científicos. Los hombres pueden convertirse en delfines o pájaros o hablar con todas las razas.
"Los nihilistas son lúcidos, saben ver lo bello del ser humano"
"No me gusta la arrogancia científica que originó a los hombres-delfines, pero la decadencia que oculta me atrae", dice el cowboy solitario en una viñeta. Aunque la intención de Bilal no es denunciar las locuras de algunos experimentos científicos, aspira a una "reconciliación" entre el hombre y el animal: "Su relación siempre ha estado marcada por la violencia. El hombre adiestró y esclavizó el animal, pero el planeta necesita a todas las formas de vida para alcanzar cierta armonía".
Lucidez nihilistaBilal pone sentencias lúcidas en boca del cowboy. "Es un nihilista, pero es lúcido. Ha alcanzado una paz interior necesaria para tener esperanzas. Los nihilistas son así: no lo rechazan todo, sino que saben identificar lo más bello del pensamiento humano para aprovechar la vida", dice Bilal, que confiesa que no se encuentra "muy lejos" de ser un nihilista.
Animalz llega como un respiro en la carrera del dibujante, cuya última obra, La tetralogía del monstruo (Norma), era un trabajo duro sobre la guerra y la memoria. "Necesitaba algo más ligero, incluso desde el punto de vista gráfico. En Animalz, sólo hay lápiz, nada de pintura". Tampoco hay explosiones, pero el mundo y el ser humano han cambiado: "Todo lo relacionado con el cuerpo me fascina, sus transformaciones físicas y mentales. No es nada mórbido, pero el cuerpo es un terreno de juego".
A Bilal no le gusta, sin embargo, el concepto de ciencia ficción: "No creo en ello. ¡Hace mucho tiempo que vivimos en un mundo de ciencia ficción! Todo lo que dibujo es realista".
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