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Tom Hanks protagoniza 'El peor vecino del mundo': "No hay ADN de EEUU. América es una tierra de migrantes"

El actor también produce esta película, un drama con tintes de comedia y con buenísimas intenciones que se salva del abismo de lo cursi y lo ñoño gracias al talento y la afabilidad de Hanks.

Tom Hanks, en el papel de Otto en 'El peor vecino del mundo'
Tom Hanks, en el papel de Otto en 'El peor vecino del mundo'. Sony Pictures

"Es el tío más majo de Hollywood". No lo dice una vez, lo dice muchas. El cineasta Marc Foster, que ha estado tras un James Bond (Quantum of Solace), una apocalíptica de zombies (Guerra mundial Z) y un durísimo drama sureño con racismo y pena de muerte de por medio (Monster's Ball), entre otras, se ha rendido a la afabilidad y la simpatía de Tom Hanks.

"Yo creo en el ser humano y creo que vivimos en una época en que debemos concentrarnos en la amabilidad, la bondad, la esperanza, en la parte buena del corazón y es muy importante también hacerlo desde el entretenimiento", añade el cineasta, que aceptó dirigir El peor vecino del mundo, protagonizada por Tom Hanks, producida por su mujer, Rita Wilson, y por él mismo, y con la participación de su hijo Truman (Hanks), seducido por esa promesa de esperanza que contenía el proyecto y el equipo.

Apuesta ganadora, porque ¿qué otros actores en Hollywood son capaces de arrasar con lo cursi y lo afectado con la elegancia y humanidad con que lo hace Tom Hanks? Probablemente, muy pocos. Y aquí, en esta película –adaptación de la novela de Fredrik Backman y remake de la película sueca Un hombre llamado Ove, de Hannes Holm- el intérprete levanta otro 'hombre bueno' para el cine.

Racismo y xenofobia

Es Otto, un tipo huraño, estricto con las reglas y cabreado con el mundo y con la vida desde que murió su mujer. No tiene familia y se acaba de jubilar. "Enfadado con el futuro", decide quitarse la vida. Sus planes suicidas se van al traste con la aparición en el vecindario de Marisol, una mexicana, su marido y sus hijas. Embarazadísima, persistente, empática y magnífica cocinera, comienza a seducir a Otto con un exquisito plato de mole poblano.

Racismo y xenofobia, discriminación sexual, abismo generacional, abuso inmobiliario y también diversidad cultural, amistad, solidaridad, sentido de comunidad, hay un poco de todo esto en esta película, un drama con tintes de comedia y con buenísimas intenciones que, posiblemente, en manos de otro actor menos talentoso caería irremediablemente en el abismo de la ñoñez más empalagosa. Con Tom Hanks se convierte en un entretenimiento disfrutable, al que aporta muchísimo la actriz mexicana Mariana Treviño, que debuta en Hollywood con este trabajo.

La actriz mexicana Mariana Treviño y Tom Hanks en 'El pero vecino del mundo'
La actriz mexicana Mariana Treviño y Tom Hanks en 'El pero vecino del mundo'. Sony Pictures

Tierra de migrantes

"Una cosa que se capta inmediatamente en la película es la verdad de que la fuerza de EEUU reside en la diversidad", dice Tom Hanks, amable, divertido y encantado de explayarse con cada una de las preguntas que se le hacen. Y hablar de la emigración, de los años negros de Trump para los emigrantes, es uno de sus temas favoritos. "América es una tierra de emigrantes. No hay ADN de América. Bono, de U2, dice que si coges a un americano, a cualquiera, puedes ver la combinación de ADN que tiene. Desde sangre escandinava hasta del África subsahariana y asiática. EE.UU. se compone de inmigrantes, menos los nativos americanos. El 98% de los americanos tienen sangre de otros países. Eso es ciencia, eso es incontestable. Y es algo que dice mucho de nuestro país, nuestra fuerza reside en la diversidad. En un momento dado se vendió que esta diversidad era mala para EE.UU., pero yo creo que es nuestra máxima fuerza y siempre tenemos espacio para gente que sigue las normas y hace las cosas bien".

"Mi familia, por ejemplo –continúa el actor-, tenemos sangre alemana y sangre inglesa, porque mis padres en un momento tuvieron que irse de unos países donde no tenían suficientes oportunidades. La familia de mi mujer, su padre tiene sangre griega y búlgara y se fue a EEUU para escapar del comunismo. Me parece que hay algo muy poderoso en esa parte de EEUU y lo hay en el hecho de que una persona tenga que huir y pueda llegar a un país donde todo está basado en la meritocracia, donde si trabajas, si educas a tus hijos, si pagas los impuestos y eres un buen ciudadano, puedes ser estadounidense independientemente de que hayas nacido ahí o no".

Una película inclusiva

El peor vecino del mundo es intencionadamente una película inclusiva, tanto que entre sus personajes aparece un joven transexual –en la novela es homosexual-, que, en palabras esta vez del productor Tom Hanks, "claro que está forzado para que esté en el guion. Diez años después de la novela, que fuera gay no funcionaría, nadie creería que un padre echa de casa a su hijo por eso, pero sí por ser trans. Queríamos ser lo más inclusivos posibles. Y lo importante es si ese esfuerzo por ser inclusivo es creíble".

Lo cierto es que no lo es del todo y desde luego no tanto como que el personaje de Otto en su juventud tuviera el aspecto con el que aparece, el de Truman Hanks, el hijo del actor, que debuta en esta película y que, según su padre, "somos casi exactos a esa misma edad, aunque yo de joven era mucho más ruidoso".

El valor de las actrices en el mercado

"Ahora tengo 66 años", recuerda Tom Hanks que suelta la edad que tiene a propósito de otro asunto que se deja entrever en esta película, el de lo poco y mal que cuidamos a los mayores en las sociedades de los países ricos. Y de ahí, imparable en su fluida elocuencia, reconoce "la gran desigualdad de oportunidades para las mujeres según se van haciendo mayores. ¡Cuánta verdad hay en esto! Y las actrices, hay pocos papeles que se les ofrecen a las actrices o muchísimos menos de los que puedo tener yo ahora como actor y con mi edad. Y encima se retrata a los hombres de mi edad en Hollywood casados con mujeres 30 años menores y se vende como si el mayor logro en la vida fuera acostarte con mujeres mucho más jóvenes que tú".

"Hay edades en que el valor de las mujeres en el mercado disminuye. Discriminación. Es verdad que cada vez hay más actrices mayores que tienen más oportunidades, pero desde el punto de vista comercial, del sueldo que se recibe, de lo que se piensa que se va a hacer en taquilla hay una diferencia, no hay duda. Las mujeres mayores no forman parte de la fórmula igual que los hombres".

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