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"Las tragedias nos hacen mejores personas"

La escritora norteamericana Joyce Carol Oates, eterna candidata al Nobel habla con 'Público' sobre su nueva novela, Mamá

PAULA CORROTO

'Mamá, tú no eres yo, y yo no soy tú. Y doy gracias a Dios por ello'. Esta frase condensa el espíritu trágico de Mamá, la nueva novela publicada en España por Alfaguara de la escritora norteamericana Joyce Carol Oates (Nueva York, 1938). Una historia que salió a la venta en EEUU en 2005 y que narra en un tono poético, en ocasiones desgarrador, y la mayoría de las veces demasiado emotivo, el amor soterrado entre una madre y su hija. Un amor que sólo aparece con toda su plenitud por parte de la hija cuando la progenitora muere apuñalada. Es ahí cuando el lector queda noqueado y cuando descubre por qué esta prolífica escritora ha escrito 36 novelas, además de decenas de ensayos y poemas es una de las más firmes candidatas al Nobel.

Oates escribió esta historia 'a partir de la experiencia de la muerte de mi madre, Carolina Oates, en 2003, que aunque no fue violenta como la del libro, sí fue repentina e inesperada', cuenta a Público. Ese dolor, como el que le ha causado el reciente fallecimiento de su marido y que ya ha inspirado otra novela, Dear husband (Querido marido), prevista para este año en EEUU le llevó a literatura, 'ya que siempre es una forma de consuelo'.

Oates no quería quedarse en un mero relato familiar, sino horadar más en este tipo de relaciones. 'Mi interés era, ante todo, recrear a una mujer en su rol de madre y dotarla de generosidad, amabilidad y amor, algo que la hija no valora y que no lo hará hasta su muerte', señala Oates, quien se explica esta infravaloración como un síntoma de una sociedad enferma que 'se ha vuelto tan competitiva y agresiva que no se permite conocer a las personas y que da por sentado muchas veces cómo son'.

Aunque haya partido de un hecho autobiográfico en inglés, el título Missing Mom, Echando de menos a mamá, explicita mucho más el sentimiento de pérdida, Oates insiste en que la historia no tiene que ver con su propia vida. 'Una novela siempre es un hecho imaginado y los personajes son reconstrucciones', puntualiza.

Aún así, el hecho real le sirve para materializar una relación familiar como es la de la madre y la hija que ha sido menos frecuentada por la literatura en comparación a la de la madre y el hijo. Curiosamente, el personaje materno no pasa desapercibido para muchas escritoras, como bien explicó la profesora de Literatura de la Universidad Complutense, Alicia Redondo, en su ensayo Mujeres y narrativa, publicado hace unos meses. Según esta profesora, la tensión entre estos dos roles familiares se debe 'la relación entre personas del mismo sexo siempre es conflictiva porque en realidad seguimos siendo profundamente heterosexuales'.

Para Joyce Carol Oates, la respuesta a que la literatura haya sido mucho más condescendiente con otro tipo de relaciones es 'porque entre las madres y las hijas no existe esa tensión sexual que seduce mucho más al escritor'. O al filósofo, como ya se ocupó de rentabilizar Sigmund Freud con su complejo de Edipo.

Hay varios temas que ocupan siempre las novelas y las entrevistas de Joyce Carol Oates. A la escritora le interesa particularmente la familia porque cree que en ella se concentran todas las características de la naturaleza humana. Desde el amor al odio. Por eso ella escribe desde un punto de vista crítico.

De hecho, en Mamá, aparte de la relación madre e hija, hay otro foco de atención: la relación fraternal vista desde el rechazo. En un pasaje, la hija protagonista, Nikki, piensa sobre su hermana Clare que jamás hubieran sido amigas en el colegio si no hubieran tenido una relación fraternal. Y esto es algo que no se puede evitar. Para la escritora, las filiaciones familiares casi están en nuestros genes: 'Tanto para las sociedades primitivas, como para las sociedades rurales contemporáneas, la familia es la unidad social predominante', afirma.

Otro asunto es la tragedia y, sobre todo, la capacidad de los seres humanos para reponernos a ellas. Ya en su última novela publicada en España, La hija del sepulturero basada, por otra parte, en la historia real de su abuela, narraba cómo una mujer huye de un pasado horrible y se inventa una nueva vida. A Oates, estos personajes reales que forman parte de la clase media norteamericana, son los que realmente le interesan: 'Son personas ejemplares, pero cuya labor apenas es reconocida en la vida.

Por eso me gusta llevarlos a mis novelas para que destaquen por encima de los demás'. A su vez, para ella las tragedias son regeneradoras, ya que 'provocan una gran profundización en nuestra alma, nos acercamos a nosotros, y es cierto que las grandes tragedias nos hacen mejores personas'. En su novela Mamá esto queda en evidencia con el proceso de maduración que sufre el personaje de Nikki tras la muerte de la madre.

Por otro lado está la violencia. Por su uso indiscriminado se la ha relacionado desde los años setenta con Norman Mailer. A ella no le molesta la comparación, pero sí que el lector se sorprenda porque quien escriba de ella sea una mujer. En Mamá también hay un intenso debate sobre la pena de muerte. Oates, que está totalmente en contra, cree que 'es un castigo demasiado prehistórico' y confía en que no tarde demasiado en ser abolido. 'En EEUU cada vez hay más estados que la han eliminado', apostilla.

A pesar de que Oates no haya obtenido nunca el Pulitzer ni el Nobel, se la suele relacionar mucho con los escritores norteamericanos de su generación, que sí tienen estos premios. Desde Saul Bellow a Philip Roth, John Updike, o incluso Bob Dylan, a quien la escritora considera 'un poeta excelso'. De alguna manera todos ellos tienen los mismos referentes vitales y han volcado en su literatura las problemáticas de EEUU.

Por sus declaraciones, Joyce Carol Oates es una escritora controvertida en EEUU. Aunque los finales de sus historias suelan ser felices, toca temas demasiado afilados. De hecho, el New York Times la acusó de sensacionalista por tratar en su novela Blonde (2000), la decadencia del gran icono norteamericano en el que se convirtió Marilyn Monroe tras su muerte. Pero Oates lleva ya demasiadas batallas. ' A mí no me importa no ser comprendida. Además, creo que soy una de las pocas escritoras que se siente satisfecha con todo lo que ha escrito', reconoce.

No cree ser una persona solitaria, pero se considera pegada a la literatura. Ya tiene en proyecto su próxima novela, Little bird of heaven, donde recrea la pérdida y el reencuentro de un amor. 'En realidad, será una crítica a una sociedad en la que un hombre puede ser sospechoso de un crimen y que esa sospecha destruya su vida, ya que él es inocente', sostiene. A estas alturas Carol Joyce Oates no tiene pensado callarse.

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