Este artículo se publicó hace 14 años.
Vargas global
La cultura hispanoamericana está de enhorabuena. Lo estamos los millones de pobres que hablamos en español. Yo me alegro infinitamente de la concesión de este Premio Nobel a Mario Vargas Llosa. Me alegro porque el Premio Nobel de este año es para el autor de Conversación en la Catedral, una de las grandes novelas del siglo XX construida a base de literatura sin concesiones. Me alegro porque se ha impuesto la literatura sobre cualquier conveniencia coyuntural.
Conversación en la Catedral' es una de las grandes novelas del siglo XX
Como siempre, todos esperaban que ganase el Nobel un escritor en lengua inglesa, un escritor norteamericano a ser posible, porque el inglés es la lengua del capitalismo. Ha tardado muchos años la Academia sueca en volver a mirar la literatura escrita en un idioma cuyo poder económico y político no es grande, pero cuyo poder social, demográfico y cultural es enorme. La literatura se escribe en una lengua, y eso lo sabe bien la Academia sueca, quien vuelve a recordarnos la universalidad del español y la pujanza del mundo latinoamericano. Esto lo hace la Academia en un momento en que en la misma España muchos ilustres e infinidad de papanatas tienen inconfesables problemas para admitir la trascendencia del español como lengua de cultura universal, como patrimonio global.
Me quedo con la idea de que este Nobel aliviará la soledad de esos millones de emigrantes latinoamericanos que sobreviven en Europa y EEUU e intentan salir de la miseria. El español es la lengua de los pobres globalizados, como supo muy bien el gran escritor chileno Roberto Bolaño.
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