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"Esta web vende arte robado": cuando la protesta contra los 'bots' se convierte en producto

Dibujantes e ilustradores se quejan de la utilización de sus diseños por parte de empresas que no cuentan con su consentimiento y que se sirven de estos 'rastreadores' para detectar el interés de una determinada imagen. Algunos artistas han optado por boicotear a estos sitios web convirtiendo sus diseños en lema reivindicativo.

"¡Esta web vende arte robado, no compre!, se puede leer en esta camiseta-protesta a cargo de @Hannahdouken.

Seguramente alguno de ustedes ha fantaseado con la posibilidad de convertir en camiseta y/o delantal algunas de las ilustraciones que, a modo de escaparate, difunden por redes sus artistas de referencia. Seguramente usted ha tenido a bien incluso empalabrar ese anhelo con un inocente ¡ojalá una camiseta con este dibujo!. Pues bien, sepa usted que sus deseos pueden hacerse realidad a golpe de click, eso sí, es probable que el dibujo estampado en su camiseta provenga de un latrocinio en toda regla.

Algo así le sucedió a Ferran Martín hace apenas unos días. Un ilustrador catalán con una larga experiencia en medios que vio como Amazon ponía a la venta varios artículos con uno de sus dibujos estampados, en concreto la imagen mostraba un caganer en plena faena. “Cuando lo vi no podía creerlo, me sentí un poco desamparado”, confiesa el dibujante. Más tarde, hablando con compañeros de gremio, le pusieron sobre aviso de lo que le había ocurrido: “Me dijeron que muy probablemente unos bots que circulan por internet que se dedican a detectar imágenes muy compartidas o demandadas, estuvieran detrás de lo que me había ocurrido”.

Ferran Martín

La ilustración de Ferran Martín puesta a la venta con forma de bolsa de viaje.- AMAZON

Dicho de otro modo; el dibujo de Martín era susceptible de acabar en una camiseta, un delantal o una alfombrilla de baño. Así lo estimaron al menos un puñado de rastreadores que, al servicio del algoritmo, tuvieron a bien sentenciar que la ilustración de marras tendría interés comercial. “Según me informaron en Amazon, varias empresas chinas, que cuentan con estos rastreadores, entendieron que podría ser interesante ponerlas a la venta bajo demanda vía Amazon”. Pero claro, olvidaron algo fundamental, a saber; contar con el permiso del creador. Así lo denunció Martín:

“Nadie me dijo nada, me tuve que enterar por terceros, también es cierto que al poco de llamar a Amazon, quitaron de la web buena parte de los productos que ofertaban con mi ilustración, tanto la compañía norteamericana como las empresas chinas”, apunta Martín.

Una práctica que, en palabras de Paloma Villarreal, doctora en Derecho y experta en protección de bienes culturales, responde a la “capacidad de una determinada aplicación de detectar intereses a través de algoritmos, convirtiendo frases en productos susceptibles de ser comprados”.

Se trata de un modus operandi que no es nuevo y que, como apunta la profesora Villarreal, de un tiempo a esta parte ha convertido a Amazon “en una especie de policía y en el momento que ha recibido una denuncia de alguna infracción en materia de derechos de propiedad intelectual ha cortado con las páginas que ofertaban estos productos”. Se podría decir que la compañía de Bezos, fruto de sucesivos tirones de oreja, ha superado su tradicional postura de mero intermediario entre comprador y fabricante, para adoptar un rol mucho más activo.

Un rol que, al menos en parte, ha conseguido mermar una práctica que ha colmado la paciencia de muchos artistas. Los hay, incluso, que han pasado de la simple denuncia en redes a una suerte boicoteo con sus mismas armas. Es el caso, por ejemplo, de la artista y usuaria de Twitter @Hannahdouken que, cansada de esta práctica de pirateo empresarial, tuvo a bien crear una imagen que contenía el lema: "Este sitio vende obras de arte robadas, ¡NO las compre!" y pedir a sus seguidores que escribieran a continuación frases del tipo: “Quiero esto en una camiseta”.

La reacción no se hizo esperar. El troleo funcionó y en tan sólo 24 horas sitios web como Amazon, A&H Merch, Toucan Style y muchos otros ponían a la venta la camiseta de marras con el acusativo lema. Los bots hicieron su labor y los usuarios corrieron replicar el gesto de protesta de @Hannahdouken y dichas webs se llenaron de camisetas cuyos diseños cargaban contra sí mismas. Una campaña espontánea que nos desliza una moraleja de lo más contemporánea; la tecnología, capaz de sacar provecho de nuestros anhelos y caprichos, queda en evidencia ante el ingenio humano.

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