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De 12 metales a nueve

España empeora con respecto a 2008

IGNACIO ROMO

Mireia Belmonte ha simbolizado en Budapest el retroceso de la natación española. También Aschwin Wildeboer. La selección, con una columna vertebral frágil, se desploma si dos de sus puntales se vienen abajo. Belmonte no progresa adecuadamente. Hace dos años fue campeona de Europa y esta semana en Budapest se despide sin medallas. Por su edad, sólo tiene 19 años, lo lógico es que la barcelonesa vaya siempre a más. Tiene todo un año ante sí para preparar con mimo los Mundiales de 2011, antesala de Londres.

Ayer Mireia partía por la calle ocho en los 200 mariposa. Una calle absurda, pero tras su crono de semifinales casi debía dar gracias al destino por estar allí. En la final fue valiente. Salió tan fuerte que las húngaras, en las calles centrales, se giraban constantemente como si no creyeran lo que estaban viendo. La española aguantó hasta los 150 metros con su fuerte ritmo. Era segunda y sólo faltaba un largo. Pero se vino abajo.

Se quedó sin fuelle, lo mismo que la natación española en estos Europeos. Terminó cuarta. Tampoco lograron medalla los otros tres españoles en las finales de ayer, Carlos Vives (una agradable sorpresa en los 400 estilos), Erika Villaécija (que acusó el esfuerzo de los 1.500 del sábado) y Patricia Castro, cuya progresión sí es esperanzadora.

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