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44, algo más que un dorsal

Slaugther, ala-pívot del Valladolid

SILVIA DE LA FUENTE

Marcus Slaughter juega con la fuerza de la convicción. Luce el número 44 a su espalda y la leyenda J-Paul#44 en sus zapatillas. El jugador del Valladolid rinde así tributo a su hermano Jemall, que estaba predestinado a ser figura del baloncesto profesional. Se lo rifaban las universidades más prestigiosas de Estados Unidos, pero cuando Marcus tenía 11 años, Jemall fue asesinado en 1996 por el padrastro de su novia, un exdetective de Los Ángeles que le disparó en el pecho tras una discusión.

La tragedia marcó al joven Marcus hasta el punto de verse encerrado en su casa, abandonando un deporte que se había convertido en tradición familiar. Dos años después, las palabras de su padre le abrieron los ojos y ahora es uno de los puntales de un equipo vallisoletano que sueña con la hazaña de hacerse grande en la Copa.

'Sé que mi hermano me está mirando. Sé que esto es lo que él quería que hiciera y lo hago por él', asegura Slaughter. En Turquía, Israel, Alemania y Francia, tuvo problemas para lucir en su camiseta el 44. Bien porque ya estaba cogido o porque no se permitían cifras tan altas, no ha podido cumplir con su deseo de lucir ese dorsal hasta su llegada a Valladolid. Allí ha enseñado unas evidentes cualidades físicas para el rebote y los tapones que han sido claves para que el club con el cuarto presupuesto más bajo de la ACB esté en esta Copa.

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