El mismo fantasma que persigue a Adrián desde que debutó en Primera en 2007 empezó a planear sobre la selección española Sub 21 tras el agridulce debut ante Inglaterra (1-1). Mucha técnica y poco gol fueron las sensaciones que dejó el estreno.

Con Bojan defenestrado por Milla, todos los focos señalaron a Adrián como el goleador que no apareció ante los ingleses para culminar el buen trato dado a la pelota. Tras ese estreno gris se abrió un debate sobre si a Milla le faltaba un goleador solvente en la lista que confeccionó para afrontar el campeonato. El miércoles, ante República Checa, el todavía jugador del Deportivo acabó con sus propios fantasmas y con ese debate con dos goles. 'Yo no me he enterado de que se haya dudado de mí. Las críticas son cosas del fútbol y estaba tranquilo', explicaba Adrián tras recibir el trofeo como mejor jugador del partido.

'Muchas veces se le ha acusado de ser frío, pero en este caso es una virtud. Se le ha criticado tras el partido con Inglaterra y esa frialdad le ha servido para no perder la calma y resolver el partido contra los checos', dice Caparrós, el entrenador que le hizo debutar en Primera y que intervino en su fichaje por el Depor cuando Villarreal y Barça también le pretendían: 'Tenía desparpajo y un cambio de ritmo deslumbrantes. Nos reunimos Lendoiro y yo con su padre y con él y le convencimos para que se viniera a A Coruña'.

Adrián se dio a conocer con apenas 18 años por un gol en el Camp Nou que le generó comparaciones con Ronaldo: rompió por potencia a Puyol y definió con un toque suave por encima de Valdés. Pareció descubrirse un goleador descomunal que, sin embargo, desde entonces no ha pasado de ocho goles en Liga. 'Quizá no ha tenido un fútbol que le acompañe, pero con el juego de la Sub 21 puede ser el máximo goleador del campeonato', apunta Caparrós.

'Sus mejores virtudes son el desmarque para culminar el juego colectivo', dice García Pitarch, el hombre que recomendó su fichaje por el Atlético.