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Los adultos ganan a los niños

El Chelsea se aprovecha de la incapacidad del Arsenal de frenar a Drogba

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

La prensa inglesa comienza a pasárselo en grande con las tribulaciones de Mourinho en Madrid. Suelen referirse a los aficionados del Bernabéu como “puristas”, como si fueran habituales de la La Scala de Milán, gente que alza una ceja si un violín entra a destiempo.

En general, lo ven todo con gestos de incredulidad. ¿Qué esperaban de Mourinho? ¿Cómo pueden pedirle que toque Las cuatro estaciones si lo que le gusta es el rock duro?

Si bien en Gran Bretaña admiran, y mucho, el juego del Barça, no olvidan que lo que anhelan los aficionados de los grandes equipos es ganar títulos. Y por eso, cuando llega el Chelsea-Arsenal, ya saben cuál es la hinchada que saldrá del campo sonriendo.  

Arsène Wenger dijo antes del partido que no cree en la historia: “No es la historia la que dicta los resultados”. Quizá no, pero tiene el hábito de cumplirse como un reloj cuando se las ve con el Chelsea.

Sus defensas nunca saben cómo parar a Drogba. Ayer se repitió y el marfileño anotó su octavo gol en los últimos siete partidos entre ambos equipos.

Al ir en desventaja, el centro del campo del Arsenal siempre domina el ritmo para estrellarse finalmente ante la defensa del rival. A nada que Fàbregas y Van Persie estén lesionados, como ayer, el equipo no encuentra vías nítidas de ataque.

El Chelsea ganó en goles (2-0), kilos y centímetros. El fútbol no es un juego de gigantes, pero aún es un deporte donde la fuerza es un factor desequilibrante. Los jugadores del Chelsea tenían ayer un peso medio de 83 kilos y una estatura de 1,85. Los del Arsenal: 70 kilos y 1,72.

Todo el talento del mundo lo tiene difícil para enjugar tanta diferencia.

Sin Cesc, Wenger puso a Jack Wilshere al frente de las operaciones. Si alguien piensa que con 18 años el chico está muy verde para estas batallas, que sepa que no le falta razón.

Eso no quita para que sea delicioso ver a un jugador de talento poner en evidencia a su rácano entrenador. Es lo que hizo Adam Johnson, al que Mancini dejó en el banquillo porque es demasiado ofensivo (quizá por eso Capello tampoco lo llevó al Mundial).

El partido del Manchester City caminaba hacia el empate hasta que Johnson metió un gol sensacional al poco de salir al campo.

Mancini nunca prescindiría de jugadores como De Jong. Sí, ese De Jong, el de la patada de karateca a Xabi Alonso en el Mundial. El holandés cumplió ayer su cometido rompiéndole la pierna a un jugador del Newcastle.

En el minuto tres del partido, nada menos.

De Jong no fue amonestado. La víctima, tampoco, a pesar de que es un escándalo que haya gente que sale a jugar con los huesos tan blandos.

Por lo demás, el Liverpool ya está en puestos de descenso. Es seguro que va a estar rondando por allí toda la temporada. Torres se volvió a lesionar y el público –esto sí que es nuevo– coreó el nombre de Kenny Dalglish. Hodgson no va a durar mucho.

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