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Una alineación rebajada para preservar la economía

Álvarez antepuso la Champions a la Supercopa

ALBERTO CABELLO

Una vez que el Sevilla se estampó contra la negativa de los organizadores de disputar la Supercopa a partido único, las prioridades del verano se hicieron todavía más transparentes. Las fechas no cuadraban, la clasificación para la Champions League es imprescindible, así que el torneo casero quedó para otra ocasión, mucho más después del decepcionante 1-0 de la ida ante el Sporting de Braga. 'Parte de la marcha de la sociedad se sustenta en disputar la Liga de Campeones. La eliminación sería un auténtico fracaso', sentenció el presidente José María del Nido hace unos días. Tasó en un 20% la cantidad del presupuesto para esta temporada que se ponía en juego con la entrada o no en la fase de grupos.

Así que como buen empleado, Antonio Álvarez obedeció el sábado las directrices de la planta de arriba. Ni su equipo titular ni la predisposición de los jugadores hizo mucho por agitar las aguas del paseo en barca del Barcelona. 'He tratado de hacer un equipo competitivo, pero nunca hemos podido estar en la dinámica', disimuló tras el partido en la rueda de prensa. No queda ahí la cosa. Para el técnico también está en juego su futuro. La eliminación mañana ante los portugueses le colocaría agujas muy punzantes en su asiento sin que ni siquiera el almanaque alcance septiembre. 'No podemos caer en el desánimo porque estoy seguro que vamos a pasar esta eliminatoria', dijo con todo el optimismo del mundo.

La cúpula directiva sufrió mucho desgaste con el debate sobre Manolo Jiménez; quizá esta vez no fueran tan pacientes con un fracaso tan evidente.

Por otra parte, el Sevilla y el Arsenal cerraron ayer el traspaso del defensa francés Sebastian Squillaci al equipo inglés por unos ocho millones de euros.

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