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La anestesia de Lotina

Partido sin goles en el Pizjuán. El Sevilla lo intentó pero se estrelló ante un Deportivo al que no pudo bajarle la cara

ALBERTO CABELLO

Han cambiado algunos jugadores, pero por lo demás casi todo sigue igual. Tanto para lo bueno como para lo malo, Sevilla y Deportivo repiten en este comienzo de temporada el rumbo de su pasado más reciente. Es el hormigón de toda la vida de Lotina, el equipo que parece moverse con un compás. La inoxidable geometría de un bloque al que no hay modo de bajarle la cara.

Al otro lado la lentitud, el sudoku de un medio campo al que siempre le fallan las mismas cifras. Los mediocentros sevillistas son números primos. No hay manera de imbricarlos con el resto del equipo. El pase de Cigarini a Luis Fabiano en la ida de la Supercopa se consideró como el principio de la solución al problema, pero, de momento, no ha dado para mucho más.

Tampoco funcionó la nueva pareja Guarente-Zokora. Fueron presas fáciles de esa anestesia que los gallegos inyectan al juego. Rubén Pérez marcó las reglas. Dirigió el tráfico a una velocidad que a su equipo le vino de cine para enfangar el fútbol de los locales. Nada nuevo: un problema que nació con Jiménez y que va camino de hacerse mayor con Álvarez. Así la cosas, el empate a cero resultó lo más lógico.

En ese vector, el Dépor le metió al partido un bocado de media hora. Nada pasó. Si acaso, una buena combinación gestada en el desmarque de Morel. Palop le robó el gol a Adrián en su primera gran parada de la temporada. Este delantero tiene gestos de clase, pero son tan escasas las ocasiones en las que participa en el juego que es complicado medirle.

Después de esos 30 minutos sin gas, el Sevilla aceleró un poco el ritmo. Perotti y Navas le dieron más revoluciones. Su mejor socio fue Negredo en un cuarto de hora algo más movido, pero demasiado previsible. El balón a la banda, es un estribillo que ya se tararea en toda la Liga, a nadie sorprende ya. Los extremos cocinan la jugada en malas condiciones, sin ventaja, ni apoyo del lateral respectivo.

Casi por inercia, con el permiso del Deportivo, el Sevilla tuvo sus ocasiones en el segundo tiempo. El chaval José Carlos abrió una dimensión algo distinta. Parece el tipo más capacitado para imaginar algo inusual.

En esta noche tan vulgar, la sorpresa fue la aparición tan tardía de Luis Fabiano. Fue el tercer cambio de Álvarez a falta de algo más de diez minutos para el final del partido. El movido mes de agosto ha podido pudrir su relación con el técnico.

Sevilla (0): Palop; Konko, Martín Cáceres, Escudé, Fernando Navarro; Jesús Navas, Guarente (José Carlos, m. 70), Zokora, Perotti; Kanouté (Renato, m. 70) y Negredo (Luis Fabiano, m. 76)

Deportivo (0): Manu; Manuel Pablo, Lopo, Colotto, Morel; Urreta, Rubén Pérez (Yuca, m. 78), Antonio Tomás (Juan Rodríguez, m.70 ) Guardado; Adrián y Desmarets (Lassad, m.55).

Árbitro: Turienzo. Amonestó con tarjeta amarilla a Zokora, Antonio Tomás, Escudé, Martín Cáceres y Guardado.

S. Pizjuán: 40.000 espectadores.

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