MADRID.- Fue terminar el partido del Camp Nou (2-1) y el Atlético de Madrid estalló. La indignación corría por las venas rojiblancas clamando contra la actuación del árbitro alemán Félix Brych. Jugadores y directivos criticaron, sin morderse la lengua, fundamentalmente dos acciones. La primera es la expulsión de Fernando Torres en el minuto 35 de encuentro al ver la segunda amarilla por una entrada sobre Busquets en el centro del campo. Torres había marcado el gol que había puesto por delante a los colchoneros. 

Brych, contrario al criterio en los arbitrajes UEFA, mostró once cartulinas amarillas. Ocho fueron a parar a hombres del Atlético y tres a jugadores del Barcelona. Sin embargo, los azulgranas cometieron 19 faltas por 16 de los rojiblancos.

'El Niño' aseguró, al ser preguntado por todo ello, que es "una pena que la UEFA se preocupe de cambiar las camisetas y luego ponga un árbitro que no esté a la altura". Y mostró su tristeza por "haber dejado a mi equipo con diez. Estoy convencido de que con 11 jugadores habría sido diferente".

Respecto a su expulsión en el minuto 35, Torres dijo que fue "una pena" por cómo se produjo la jugada. "Lo podíamos esperar. Cuando notas que te miden de una manera diferente es una pena. Puede ser o no tarjeta, es evitable".

De la misma manera se expresó el capitán del Atlético de Madrid, Gabriel Fernández, que calificó la tarjeta roja como "muy rigurosa". "Hasta la roja, dominábamos el partido y el marcador. Podría habarse ahorrado la segunda amarilla y más en el minuto que era", manifestó Gabi.

Mucho más contundente en sus quejas fue el brasileño Filipe Luis, que consideró que "el Barcelona está protegido. Cuando juegas contra él se nota que tiene mucha fuerza y se penaliza con mucho rigor cualquier acción" (Del rival). Esto hace mucho daño a la UEFA".

Y reiteró que "la expulsión (de Fernando Torres) ha sido totalmente injusta a mi modo ver, y eso condiciona mucho en un campo como éste y ante un rival que abre ensancha el campo como el Barcelona", dijo. 

Además, Filipe Luis hizo suyas también las quejas contra otra de las acciones polémicas del partido. Fue las dos patadas que propinó Luis Suárez a Juanfran en el área rojiblanca, acción merecedora también de expulsión para los atléticos. "No sé qué hay que hacer para que sus jugadores sean expulsados como los nuestros. Estamos vivos y queremos estar en semifinales, aunque es difícil luchar contracorriente", agregó Filipe al respecto.

Luis Suárez, a punto de golpear a Juanfran. /EFE

El que sí se mordió la lengua fue el entrenador Diego Simeone. "No estoy diciendo lo que quiero decir. No puedo decir lo que pienso, soy muy respetuoso con todas las personas y si el árbitro interpretó algo es porque lo vio de esa manera. Haremos en la vuelta todo lo posible para estar entre los mejores cuatro, y seguir molestando en Europa como en la Liga", manifestó en rueda de prensa.

Las quejas incluso se elevaron a las más altas instancias del club rojiblanco. El consejero delegado Miguel Ángel Gil Marín aseguró que "el Barça no necesita este tipo de ayudas. Cosas así nos quitan la ilusión de poder competir en igualdad". Y fue más allá al apuntar que "Rummenigge quiere unas semifinales entre los que él cree que mandan, y terminará consiguiéndolo".

Y continuó quejándose ante lo que entiende que es una "dictadura de los grandes": El fútbol no es patrimonio de los 8 grandes clubes de Europa. El fútbol es de todos y debe ser así. Queremos las mismas reglas del juego. Si lo de Torres es expulsión, deben aplicar el mismo criterio con Suárez".