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El Atlético negocia con los ultras

El desgobierno marca el día a día del Atlético en lo institucional y en lo deportivo

L.J. MOÑINO

El desgobierno marca el día a día del Atlético en lo institucional y en lo deportivo. El primer entrenamiento de Quique Flores al frente del equipo estaba previsto que fuera en el Calderón y a puerta cerrada. Los medios de comunicación no entraron. Los aficionados pacíficos, tampoco. En cambio, los ultras, que decidieron hacer una visita a los jugadores, sí accedieron al interior del estadio. Unos 30 miembros del Frente Atlético se personaron en el feudo rojiblanco y reclamaron hablar con los jugadores.

El club cedió a las presiones de los radicales y dos de ellos fueron autorizados a dialogar con Antonio López. Según fuentes del club, el capitán habló con los dos ultras al término del entrenamiento y en el párking del recinto. Los violentos exigieron compromiso a los jugadores y, a cambio, ofrecieron unos días de paz y apoyo al proyecto Quique. De esta manera, los dirigentes rojiblancos, el nuevo técnico y la plantilla entraron a negociar con ellos su crítica o su aliento. En 2005, en Majadahonda, los ultras ya invadieron el campo de entrenamiento y amenazaron a la plantilla.

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