Este artículo se publicó hace 17 años.
El baile de Joaquín a Filipe incendia Riazor
El Valencia pasó por encima del Depor en Riazor y amplía su buena racha fuera de Mestalla.
En este fútbol de la igualdad, donde dicen que manda lo colectivo sobre lo individual, el esfuerzo sobre la técnica, de vez en cuando también el regate cuenta y revienta esta premisa. Lotina mandó a Luiz Filipe a parar a Joaquín. Fue un suicidio.
Toda una semana preparando el partido, buscando cómo cortocircuitar al contrario, ensayando la estrategia y resulta que el partido se resuelve en un uno contra uno: extremo contra defensa. Bueno, Filipe es un lateral ofensivo de la escuela brasileña, aunque es de los que si se va, no vuelve. Carne de cañón para Joaquín. Cuando los dos iban al suelo el brasileño le pedía disculpas. Todo un detalle de su candidez.
Está que asusta Joaquín. Debió intuirlo Lotina y no dejar que fuera Filipe el encargado de taparle. Hacía tiempo que no se veía tan constante al futbolista de El Puerto. Sacaba una finta, una rosca bien tocada, pero sin destino... Fuegos de artificio que anunciaban el futbolista que lleva dentro, pero que no convencían ni a Quique ni a Luis Aragonés. Llevaba dos años taciturno.
Tragar con su clase
Otra cosa es el futbolista que se vio ayer. El de esta temporada. El que ha logrado que sus dos entrenadores ahora tengan que tragar con su clase. Filipe se comió un saco de amagues por dentro para quedar reventado por fuera. En la misma trampa cayó Coloccini y le sacó un penalti que el mismo convirtió. Otro detalle que puede hablar de la madurez de Joaquín. Aunque hablando extremos nunca se puede poner la mano en el fuego en esos términos.
Tienden a la fuga cuando nadie lo espera; es parte de la mística de la posición. Al poco del penalti se sacó una rosca tensa para Morientes, que en esas no suele perdonar. Luiz Filipe llegó tarde. Cuando estaba frente a Joaquín, Morientes ya había matado el partido con otro certero cabezazo (1-3).
Si a alguien le beneficia Joaquín es a Morientes. También Silva, que en el cuarto gol le puso otro de esos centros combados que revienta con la testa. En realidad Silva le viene bien a cualquiera.
Igual que hizo ese centro, descubrió la jugada del segundo gol con un gran pase por encima de la defensa del Deportivo. Tuvo muy mala cara el grupo de Lotina y estalló Riazor. Parece que sólo quieren correr hacia adelante y esto suele ser un síntoma de un vestuario insatisfecho.
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